La temporada en la Liga se ha marchado por el desagüe dejando tras de sí una sensación de vacío y desolación. En una serie de catastróficas desdichas, que tienen su origen en una dolorosa plantificación deportiva, el equipo que se parió este verano ha fracasado en la competición principal. Aunque suene exagerado, el Valencia, en Liga, acaba de entrar en una etapa de transición entre el segundo proyecto de Meriton, que hace aguas, y el tercero que va a liderar, ya veremos con cuánta autonomía, García Pitarch.

No participo de las teorías siniestras que temen por el descenso de categoría. Son muy dramáticas. Por fortuna hay equipos peores por detrás aunque es cierto que también los hay por delante. El equipo va a deambular como un alma en pena por la zona desganada del campeonato sin otra aspiración que engancharse a las plazas que dan acceso a disputar la Europa League la próxima temporada o, en el peor de los casos, a simplemente salvar la categoría sin apuros pero provocando muchos bostezos y toneladas de mala leche. Neville reemplazó a Nuno pero cuando se desvaneció todo el gas que provocó su llegada, las sensaciones que transmite el equipo son las mismas.

El torneo corto es el santo grial de la temporada. La Copa del Rey o la Europa League salvan el curso. Pensar en ganarlas hoy es una quimera, claro. Jugando como lo hizo el equipo frente al Rayo no será capaz de superar a la Unión Deportiva y caerá en cuartos de final. Eso no admite discusión. Pero tras 12 partidos al mando, Neville necesita ganar credibilidad, corregir errores y maniobrar con más acierto porque el premio es acabar enero con una presencia en semis de Copa. Y eso será balsámico. El grupo tiene que apuntar hacia ese objetivo aunque ello suponga dejar la Liga en un segundo plano, que no es lo mismo que tirarla. Se trata de un cambio de prioridades.

Pero esto no es sólo cuestión de que García Pitarch saque el fuet en el vestuario. La reacción es, sobre todo, cuestión de los jugadores que, desnudos sin el paraguas de Nuno, han dejado al descubierto todas sus vergüenzas también con Neville. ¡Ah!, perdón, que nadie se escandalice. Que lo del fuet no es lo que parece. Es una expresión que utilizaste anteanoche en la 97.7 Radio que yo desconocía. Desde entonces ya no miro al fuet que tengo en la cocina con los mismos ojos. Déjame que lo cuente porque al final la gente tiene que conocerte. Lo de sacar el fuet no tiene ninguna connotación sexual aunque a mí -totalmente ignorante de tu cultura- así me lo pareció. Fuet es látigo en valenciano, especificaste después, y ya nos quedamos todos un poco más tranquilos. Por un momento pensé que habías enloquecido.