Los resultados y las sensaciones del Valencia no invitan todavía a compartir ese optimismo que necesita transmitir el entrenador y es aventurado confiar en una reacción tan inmediata y contundente como la que necesita, sobre todo si no dan en el mercado con la pieza exacta. Seguramente él tiene todos los datos y ve mucho más que la mayoría. Hoy, para llegar a ese estado es imprescindible creer en Neville, en su trabajo, en ese punto de cordura que desprende, en su capacidad para convencer a los futbolistas de que las victorias van a llegar. Es responsable de que el equipo no gane partidos, sin duda ha cometido errores porque no es el mejor entrenador del mundo, aunque no lo es de los hechos relevantes que han llevado al equipo a esta travesía indigna. El diagnóstico que ha hecho en este tiempo de la situación es bastante acertado, es un buen punto de partida aunque eso no era lo difícil, de hecho toda Valencia „menos uno que estaba aquí pero vivía en otro mundo„ sabía por dónde iba a hacer aguas el proyecto esta temporada. La cuestión es que el tratamiento aplicado funcione y veamos que el enfermo empieza a dar pasos firmes. De momento sigue caminando con muletas, veremos el jueves en Las Palmas. De momento, el Levante sí pudo con ellos y, de no mediar un par de errores en defensa, los canarios se habrían llevado como poco un 3-0, con bastante menos se metería el Valencia en semifinales de la Copa.

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