Cuando hace un año el Valencia cayó eliminado de mala manera en octavos de final a la gente le quedó la sensación de que le habían robado aquella Copa. Con un sorteo mejor imposible hasta semifinales y sin competir en Europa, no había excusa posible, aunque hubo quien sí teníoa coartada. El único objetivo de Nuno era clasificarse para la Champions. Ya hemos visto después para qué. Lo consiguió con el equipo que le habían hecho, porque con el que hizo después él lo echaron de la Liga de Campeones de primeras. Hoy tampoco hay excusa posible, a las puertas de una semifinal cualquier esfuerzo vale la pena y más si te puede caer un rival como podría ser el Celta. No es que hasta ahora haya sido mucho mejor el Valencia que el Celta excepto en el partido de Balaídos, pero de aquí a final de temporada lo va a ser. Nunca se sabe dónde te espera el éxito, qué partido en concreto va a ser tu punto de inflexión, lo único cierto es que hay que buscarlo siempre en el que toca jugar. En este caso es un partido ante la UD Las Palmas en el que hay que ganar o empatar a más de un gol, que todos los grandes retos que nos esperan fueran como este. El equipo se lo debe además a su afición, la gente necesita esa alegría. Hay que morir por estar en esa final.