Partido lamentable ante el Athletic. Ojo, lamentable a partir del 0-1. Hasta entonces era un partido de poder a poder —un poder escaso pero de poder a poder— que bien podría haber inclinado su balanza a favor del Valencia. Pero no fue así. Gary Neville hizo unos cambios medianamente razonables. Quito a Negredo por Alcácer... que había pasado un proceso febril y por eso fue suplente. Cambió a Cheryshev por Feghouli tras sufrir el ruso unas molestias. E hizo el cambio más vital de todo el partido: Enzo Pérez, agotado y lesionado, se fue al banquillo y ahí empezó el gran desastre. El Valencia se descompuso y en un visto y no visto —con regalos valencianos incluidos— sentenció el partido de forma notable. Y sí, don Valverde se cargó un par de cosas. El Valencia tiene ya poco que decir en la Liga y ahora su única opción de tener un equipo aseadito la temporada que viene pasa por ganar la Europa League... y eso es mucho decir. El año se nos va. Y pensar en el que viene comienza a dar vértigo.

Sin descanso

No le den más vueltas. El partido pasó y ahora conviene ir paso a paso. Primero la Liga —visita mañana a un Málaga que empieza a levantar cabeza— y la semana que viene de nuevo el Athletic en la Uefita. Realmente da cierto miedo pensar en el futuro. ¿Qué Valencia nos podemos encontrar? Vale, sí, el de los primeros sesenta minutos ante el Athletic, sin ser nada del otro mundo, cumple más o menos con lo esperado. El problema radica en que tienes una plantilla tan joven y necesitada de puntos que a la que te descuides llega el cataclismo en contra y te quedas anclado en tierra de nadie. Y es por ahí por donde le pueden venir nuevos problemas al Valencia. O ganas la UEFA o el futuro de fichajes puede convertirse en un vacío que obviamente ni siquiera el gran conseguidor —ojo, conseguidor para él mismo no para el equipo que representa— llamado Mendes va a poder solucionar de cara a la próxima temporada. En la actual plantilla del Valencia sobran tantos jugadores como faltan. Y ese trabajo sin estar en Europa se convierte en casi imposible de ejecutar.

El descalabro

Lo sucedido al final contra el Athletic es un descalabro de importantes consecuencias. Es importante analizar cómo se produjo y es todavía más las causas que llevaron al Valencia a perder el norte de forma grotesca los suficientes minutos para dar la victoria a los de Valverde. El asunto es simple: de cara a la UEFA algo tendrás que cambiar. Pasar a cuartos dejando por el camino al Athletic será del todo imposible si pierdes con un 0-3 en contra. El Athletic en sí no es nada del otro mundo. Ahora bien, tiene un entrenador mucho más hecho que el del Valencia —Gary habla el idioma del fútbol, pero todavía es muy nuevo en estas lides— y sabe llevar los ritmos de los encuentros. Y sí, la Uefita es la única tabla de salvación para este Valencia mal pergeñado por Nuno desde el principio y difícil de levantar con Neville tras el cambio de roles. Y oigan, yo sí creo en Neville y en su ayudante-traductor Ayestarán. El tema es si van a tener tiempo de solucionar con dignidad la mala herencia de Nuno.

Lo del basket

Fue un domingo negro, negrísimo para el más positivo periodista valenciano. El Levante cayó 3-0. El Valencia 0-3 ante el Athletic. Y un triple desde medio campo rival anotado por Llull dejó al Valencia Basket y a nuestro deporte en general despidiendo febrero con cara de amargados. Levante, Valencia, Valencia BC... Nuestro deporte necesita despertar en tiempo récord. Es cierto que el Valencia Basket perdió por culpa de una de esas jugadas que no ocurren casi nunca, pero ocurrió y perdió, que es de lo que se trata. Y una cosa más: sin Copa y sin partidos en Europa el Valencia Basket se lo juega todo en la liga, una liga, por cierto, un tanto irregular. No la ganan los mejores durante todo el año. La ganan los equipos que llegan más en forma a los play-off finales. Y yo por ahí le tengo algo de miedo a este Valencia Basket.

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