No estaría nada mal que el señor Peter Lim regresara por Mestalla y tomara nota de las muchas cosas que hacen falta a su Valencia CF para ser otra vez un proyecto de verdad después de los tejemanejes que permitió el pasado verano con la planificación deportiva. La primera, un entrenador que domine el castellano y acorde a la categoría en la que, él mismo, le dijo al público que quería moverse. Aquello de luchar en un par de años por la Champions y que hoy, sin hurgar demasiado en la herida, suena a chiste de mal gusto. Entre el mamoneo creciente en el entorno del club, haylos con la cara tan dura que, por unas migajitas de información, aplauden que al dueño se le pase por la cabeza el sinsentido de jurar amor eterno a un técnico que ha ganado tres de 14 partidos en la Liga. A ellos les importa tanto el Valencia que se atreven a aceptar al inglés como entrenador de compañía en un grande de la Liga o, incluso, se toman la licencia de aconsejarle hasta final de curso la suplencia de Feghouli, simplemente, porque el argelino no ha renovado. Les da igual que por la derecha tenga que jugar un futbolista no específico, como Rodrigo o Mina, ya que aquí nadie se ha preocupado de fichar como es debido.

Son los mismos que a los que pedíamos fichajes en enero nos llamaban populistas. Esa estupidez que suelen decir cuando se quedan sin argumentos, casi siempre. Los que cuando Neville y Pitarch se manifestaban, públicamente, contrarios a reforzar los puntos débiles del equipo -esencialmente, el mediocentro, las bandas y la DEFENSA- se preguntaban: «¿Fichar? ¿Para qué?». «Si los objetivos están imposibles€», decían. ¡Viva la ambición! Menos mal, por lo menos, que el último día Denis Cheryshev aterrizó por Valencia. ¿Qué sería ahora de este equipo sin el ruso? Sin él, probablemente, no pasaríamos ni de 30 puntos. Sin él, no hubiéramos soñado con ganar al Atlético durante 20 minutos€ Y si alguien todavía sueña con la Liga Europa y con superar a Valverde y Aduriz es porque Denis se vino del Madrid.

Este domingo era el ideal para que Lim hubiera visto el modelo de técnico que quieren las gentes que llenan Mestalla -a este ritmo, a saber hasta cuándo-. Diego Simeone. André, Feghouli, Cheryshev y Alcácer conectaron durante 20 minutos, el tiempo en el que el Valencia fue mejor. Sólo por el sostén de Enzo y los encuentros entre cuatro buenos futbolistas. Nada más. El Valencia no es ya un equipo ganador. Nuno y Neville no han sido capaces de hacerlo competir todo el partido ni una vez. La lesión de un hombre o de dos -ayer Enzo y Cheryshev- lo echa todo por tierra. Al revés pasa en el Atlético del ´Cholo´. Un bloque que ni se inmuta por bajas como las de Tiago, Savic o Godín. Ahí se ve la mano del míster: en un sistema colectivo sin fisuras, un grupo que hace daño en la estrategia y unos cambios que cargan la batería. Por contra, el Valencia de Gary y Pako la estrategia a favor ni la huele, solo la padece, la zaga es un drama y los cambios€ ¡Ay los cambios! El último de ayer: esperpéntico. Pero, aquí, en el reino del conformismo no pasa nada.

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