Vaya derbi soso que se nos plantea. De primeras, que caiga en plenas Fallas ya le resta trascendencia. Hay mucho aficionado al fútbol que un domingo prefallero tiene actos en sus comisiones, léase paellas o aperitivo de falleros de honor. Encima el señor Tebas nos lo pone a las 12:00, como si fuéramos el Rayo. Un partido matinal no deja de ser marginal, por mucho que nos lo pinten de rosa. Y ya para rematarlo todo, los dos equipos llegan en una depresión absoluta: los unos agonizando en la última plaza -ojalá se salve-, los otros deambulando en tierra de nadie sin ser conscientes de que una derrota en el derbi los mete de nuevo en el fango. Y las casas de apuestas, que son el mejor termómetro, apuntan al Levante como favorito. Una victoria, otro año más, del Levante en el derbi de Orriols haría subir el agua hasta las rodillas del Valencia en Liga justo a cinco días de afrontar la vuelta de los octavos de final de la Europa League. Y para evitar este extremo, un hombre se me antoja clave: Enzo Pérez. Como leemos hoy en las páginas de SUPERDEPORTE hay opciones de que juegue. Pongamos velas a la Mare de Déu.

SOS Enzo

No recuerdo un jugador con más lesiones que Enzo Pérez. Por Mestalla han pasado jugadores delicados y propensos a lesionare como Pablo Aimar, que pese a eso era una debilidad para mi; o como Quique Sánchez Flores, también conocido como ´tobillitos´ en el sector 27 donde yo me ubicaba por sus constantes esguinces en su época de jugador. Pero lo de Enzo es insuperable. Juega un partido y se lesiona para dos o tres. Sí, está claro que influye la impaciencia del propio Enzo y de los entrenadores por reaparecer cuanto antes. Pero es un lujo haberse gastado esa millonada en un jugador - el único que aporta esta temporada, a ratos, equilibrio al equipo- y que no juegue tres partidos seguidos. ¿Alimentación? ¿Mala preparación física? ¿Mala suerte? De lo último, hay mucho. Y está vinculado a su entrega. Va a todas. Y se lleva de todos los colores. Como la del pómulo. Me habría gustado ver a Enzo en la batalla del pasado jueves en San Mamés. ¡Un espectáculo!

Actitud

La entrega mostrada por todos los jugadores del Valencia en el barrizal de Bilbao garantiza una victoria en Orriols ante los granotas. Otra cosa es que vayan a mostrar esa versión. En San Mamés vimos un Valencia bronco y copero, a la altura de su larga y gloriosa historia. Quizá estaban picados por los palos -justificados- que les cayeron el pasado domingo en la famosa escena de las risitas mientras Neville meditaba el cambio de Negredo. Pero el caso es que el Valencia compitió contra los de Valverde. Esa es la actitud. Esperemos que la mantengan hasta final de temporada. Nos quedan dos meses de aguantarnos, como dijo el nuevo entrenador del Newcastle.

Bakkali, inédito

Finalmente el lunes operan a Bakkali. Un jugador que llegó en circunstancias súmamente extrañas, con más nombre que trayectoria, con una temporada en blanco prácticamente por su rebeldía con el PSV Eindhoven y quedándose fuera de la lista de inscritos para la Champions de manera inexplicable. Sus intervenciones en Liga como revulsivo de segundas partes le llevaron a la titularidad mientras el equipo languidecía en Europa. Todo muy raro. Y en ese momento apareció la pubalgia. La maldita pubalgia. Y Gary Neville apenas ha podido contar con el pequeño Zakaria que se despide la temporada casi inédito. Una radiografía de lo que está siendo la temporada del Valencia en todos los sentidos. ¡Qué desastre!

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