Parece ser que la semana pasada los futbolistas del Valencia andaban algo enfadados por una portada de este periódico en la que se decía que algunos de ellos se reían en el banquillo mientras el equipo iba perdiendo 1-2 ante el Atlético de Madrid. Todo el derecho del mundo tienen a enfadarse, aunque fuera verdad. Lo que no me pareció tan normal es que Neville, el jueves después de perder 1-0 en San Mamés, justificara a los futbolistas que se reían diciendo que «somos personas y tenemos sentimientos€». Chico, Gary, ¡si se reían de ti!, fenómeno, ¡que se estaban riendo de ti y de la que se montó con el cambio de Negredo! Y claro, llega el partido siguiente y los jugadores en vez dar la cara por el entrenador que los había defendido, hacen el partido más lamentable de la temporada -teniendo en cuenta que el del Barça no lo cuento porque el tiempo ha demostrado que está fuera de concurso-, y ahí que va Neville a la sala de prensa todo enfadado a decir que si «hemos hecho el ridículo», que si «nos merecemos todas las críticas de la afición», que si «esta derrota es inaceptable porque ellos han luchado cada balón. La primera premisa de un partido es que corras tanto y juegues tan fuerte como el rival» y que «tenemos que cambiar la actitud». Y ahora es cuando yo le digo a Gary que ya es tarde y que es un primavera. ¡Primavera! Es tarde para señalar a los futbolistas porque con el tema de las risas en el banquillo le cogieron la matrícula, y es un primavera porque un entrenador no se gana el apoyo y el respeto de sus futbolistas haciendo de ´papi bueno´, se lo gana tomando decisiones justas y coherentes siempre y caiga quien caiga, pero cada día estoy más convencido que le falta personalidad para tomar decisiones, que prefiere la seguridad que le da la asamblea, es decir, sentir que todos están de acuerdo con su decisión, porque teme la confrontación y solo no se atreve. Que sí, que defender a tus jugadores del ataque exterior es una fórmula válida para hacer grupo, pero solo vale si al mismo tiempo dentro del vestuario, los pones firmes cuando meten la pata, y el día del Atlético la metieron. Gary confunde imponer respeto con mimar a los futbolistas, y la consecuencia es que ya son dos los capitanes que han dicho en público que falta actitud, Diego Alves y Paco Alcácer.

PD: Estoy ansioso por que salga Layhoon y diga algo... una rueda de prensa o una carta de esas teledirigidas.

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