Escuchando al entrenador del Valencia da la impresión de que nada de lo que está pasando tiene que ver con él ni sus decisiones, si de verdad es lo que piensa ya está tardando el señor Lim en hacer caso a Mestalla porque el equipo no puede tener un entrenador que vive otra realidad justo cuando la realidad es tan cruda y tan triste como que se va a jugar la permanencia. Hay muchas cosas que ocurrieron antes de que él llegase y seguramente son las más determinantes, de eso ya hemos hablado muchas veces, pero 14 puntos de 48 posibles en ningún caso se pueden resumir ni justificar por la Ley de Murphy: «Todo lo que podía salir mal nos ha salido mal». Resignación, pues, porque entonces en los ocho partidos que faltan solo nos queda rezar para que la tostada no siga cayendo una y otra vez del lado de la mantequilla, cosa que por otro lado es difícil porque estadísticamente casi siempre cae por ahí por muchas vueltas que dé el partido.

Para Neville «los resultados no son suficientemente buenos», será una manera de de decir a la inglesa que son rematadamente malos. El propietario, sin embargo, le va a escuchar a él antes que a la afición, Gary va a seguir en el banquillo del Valencia aunque Mestalla le haya retirado ya el favor por muchas razones, porque el equipo no gana, aunque ahí tienen mucho que decir los futbolistas, y también porque su compromiso efectivamente está en duda por mucho que le duela. Salir en rueda de prensa después de perder por enésima vez y decir que hay que concentrarse en los partidos que tenemos por delante no es compatible con marcharse -lunes o jueves, poco importa- a entrenar a Inglaterra. Si es o no culpa suya poco importa también, él es el entrenador del Valencia y no es presentable que sus próximos partidos sean Alemania y Holanda cuando su equipo se jugará la vida solo unos días después en Las Palmas.

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