El Levante ha tenido mil y una oportunidades esta temporada y es probable que aún le quede una requeteúltima bala en la recámara si le gana al Athletic y obra el milagro de estar a la altura en Málaga. Sin embargo, habiéndonos quedado casi para el arrastre con el último descalabro, la permanencia ya no es una cuestión de números sino de letras. Es decir, de poner los puntos sobre las íes y cantar las verdades del barquero sobre un grupo en las antípodas de ese Sporting de Gijón que celebraba un gol de última hora y en fuera de juego invadiendo el campo, una atmósfera de grupo con la que en Orriols hace tiempo que no se cuenta. En días como el de ayer es difícil resistirse a la tentación del fatalismo por la falta de actitud de un equipo en el que, hablemos clarito, el carácter lo sigue poniendo Juanfran. Un tipo de 40 años al que una parte del entorno mancilla por rencillas pendientes y que, aun así, es la mejor garantía para la transición de un Levante que en Primera o en Segunda tiene que ser otra cosa. Aunque los haya que se empeñan en cuestionar la calidad de una plantilla bien confeccionada, el problema es de personalidad y de entrenador. Por más que Quico no le haya escatimado guiños, venga quien venga al banquillo por Rubi, el hoy capitán debería estar a su lado. En él habían depositadas muchas esperanzas, pero es evidente que el problema no es que la prensa le acierte el once, sino que el equipo no tenga sello.

Sin más bloqueos, por favor: No la volváis a liar parda

Aunque apetece y mucho meter el bisturí en profundidad no para hacer demagogia sino para separar el grano de la paja, mañana el Ciutat va a llenarse y eso son palabras mayores. Sí, después de que el levantinismo resucitara a base de desfibrilador, es para estirarse de los pelos que se hiciera el ridículo en Granada. Sin embargo, por cuesta arriba que se haga, no queda otra que seguir peleando, puesto que lo contrario sería enterrar a un vivo en vez de a un muerto. Encima, dicho está, no es en casa donde el Levante pierde sus finales. El perdón está pedido y lo que falta es ganárselo. Por todos y cada uno de los que se pegaron la paliza, por todos y cada uno de los que habían vuelto a ilusionarse, por todos y cada uno de los que han hecho de tripas corazón y por todos y cada uno de los que no faltarán en el Ciutat, futbolistas, no volváis a liarla parda.

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