La realidad es tozuda y no engaña. El Valencia anda perdido de forma estrepitosa y nadie parece encontrar la llave del éxito que ponga remedio a algo que se antoja sorprendente. El equipo no anda, no funciona, está mal confeccionado, es carísimo y por ahí andamos viendo cómo pasan los partidos inmerso en un aburrimiento que da miedo al seguidor más optimista. Este artículo no les va a hablar del presente. Sí va a intentar pensar en el futuro y en cómo solucionar un marrón de considerables proporciones. Y para eso, para comenzar a poner remedio, debemos recordar que el Valencia se ha gastado más dinero que nadie en reforzar una plantilla que no da la talla. El asunto es complejo. Y lo más importante: estoy convencido que este artículo lo va a leer muy poquita gente, aburrido como anda todo el valencianismo. Una pena.

Con Peter Lim

Estaba Peter Lim para vivir en sus propias carnes el agravio que sintieron el domingo todos los seguidores valencianistas. Desde su palco observó como su equipo, ese compuesto por un montón de millones sin raciocinio alguno, fracasaba ante el Villarreal y dejaba a sus seguidores con más frialdad que tristeza: no se trata de que no les afecten las derrotas, se trata de que en general el personal está tan quemado que abandona el campo hablando de otras cosas, pasando del fútbol. Su equipo jugó un partido tan insulso como inoperante ante una escuadra que se empleó a medio gas calculando su duelo contra el Liverpool. Y sí, Peter Lim pudo ver en vivo y en directo que algo -o más bien mucho- no funciona en este Valencia. El problema radica en saber si don Lim es consciente del desastre más allá de los resultados y si tiene un plan establecido para recuperar un camino que en estos momentos parece que se encuentre a años de desventaja.

Cómo actuar

La Liga pone sus normas y a un equipo que no va a jugar en Europa la próxima temporada le va a costar poder gastar dinero en formar un bloque más o menos competente. Y por ahí pasa el Valencia. Ni el más optimista de sus seguidores confía en la plantilla que tiene y a buen seguro que todos y cada uno de los valencianistas daría bajas a mogollón a unos jugadores que parece que no pertenecen a este mundo. El fútbol es competitivo, es algo canalla, es duro en ocasiones... pero cuando todo eso desaparece, desaparece también el propio equipo. Y sí, no busquen en este artículo una lista de nombres para intercambiar en cualquier kiosco futbolero. No se trata de eso. Se trata, al menos para mí, de que nos demos cuenta de que hemos retrocedido un disparate en nuestro valor histórico y de que va a costar otro disparate recuperar el lugar al que el Valencia se ha hecho merecedor por su propia historia. Lo que queda claro es que es obligatorio actuar con contundencia y actuar de inmediato. Y a ser posible que Mendes intervenga lo menos posible y que dentro de ese menos posible esté incluido el precio natural de los futbolistas.

¿Y el entrenador?

Miren, las palabras de Pako Ayestarán al acabar el partido frente al Villarreal muestran claramente el doble camino que llevan determinados jugadores respecto al técnico. Pako va por un lado y los jugadores por el otro, o mejor dicho, los jugadores no van por ninguno. Miren, yo ante el Villarreal sentí casi vergüenza por la escasa implicación que demostraron los jugadores sobre el campo. Y sí, con una pena absoluta, reconozco que ahora mismo el Villarreal es con diferencia -pero mucha diferencia- el mejor equipo de la Comunitat Valenciana. El Valencia, más que nos pese, ha quedado en segundo plano. Es un equipo sin cabeza y sin identidad, pagado a precio de oro con una falta de rigor absoluta. Cambiar todo eso no es cuestión de un día, pero Lim debe cambiarlo. Si empieza hoy acabará antes, pero se trata fundamentalmente de que no siga destruyendo el nombre del Valencia por el planeta fútbol.

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