Me han dicho que Negredo hizo algún tipo de reproche a la afición del Valencia y, sin acritud, es conveniente decirle que se equivoca. Si hoy no les toca jugar en Mestalla para no bajar a segunda es porque la gente hizo de tripas corazón y llenó el estadio en esos partidos cruciales, cuando los propios futbolistas estaban que no les llegaba la camiseta al cuerpo del lío en que se habían metido. Esta noche, y lo siento si ofende, ganen o pierdan tendrían que pedir perdón a la afición por este papelón de temporada. Quizá incluso antes de empezar el partido, no sea que al final ocurra como el día del Villarreal y la mitad ya se hayan marchado.

Es difícil saber hasta qué punto tendrá la gente ganas de bronca y de recordar a los protagonistas su enfado por haber enterrado todas sus ilusiones. Aunque no estará el principal, al menos no hay indicios de que vaya a estar, que no es otro que el propietario. Tampoco el segundo ni el tercero en el orden de relevancia, que son Nuno y Jorge Mendes. Al final, seguro que los jugadores podrían haber hecho más, casi todos ellos, pero en realidad el mal viene de quienes midieron mal demostrando no estar a la altura de un proyecto de Champions.

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