La mala temporada hace que el Valencia CF tenga mucha presión por darle la vuelta cuanto antes a la situación. Eso solo se consigue ahora mismo anunciando el fichaje de un entrenador que genere confianza no solo para calmar a la afición, sino para demostrar que hay una línea a seguir y un proyecto ambicioso para la próxima temporada. Claro está que, cuando hablamos de presión, hay que pensar en los que de verdad la sienten, que son los que están aquí, los que escuchan a la gente y se asustan viendo Mestalla cada día más vacío. Son, precisamente, los tres protagonistas de la foto que captaba SUPER tras la derrota ante la Real Sociedad. De ahí sus caras de preocupación, casi de miedo.

Quien tiene la responsabilidad absoluta que es el propietario está demasiado lejos para saber lo que pasa por nuestras cabezas, incluso para importarle más de lo justo lo que pensemos los demás. En cierta manera, hay que entender a los que dan la cara aquí cuando en realidad están supeditados a decisiones que al final se toman allá. Es verdad, la prisa es mal camino para acertar, pero en el asunto del entrenador si miramos atrás llevan en ello desde que decidieron echar a Neville, que hace ya un tiempo.

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