Si de verdad quiere frenar la euforia lo que tiene que hacer Muñiz en su próxima rueda de prensa es tirar de psicología inversa y pregonar a los cuatro vientos que el Levante fijo que asciende y que además lo va a hacer con la gorra, allá por marzo o a primeros de abril. Vamos, que lo que tiene que hacer si quiere conseguir ese objetivo es decir cosas sin trellat. Llegar y soltar, por ejemplo, que según sus cálculos el de la visita del Mirandés al Ciutat es el día que saldrá de cuentas. Sería la única manera con la que el hombre más ovacionado la otra noche en la Delegación conseguiría que desconfiásemos de él y por extensión del equipo y de todo lo que hace. Quedarse más ancho que largo diciendo que con la actual media de puntos -10 de 12- para la jornada 32 ya estará rondando los 80 que según Tito van a ser necesarios. Pero lo que es un sinsentido es que Muñiz mantenga la cabeza sobre los hombros y que luego pida que no nos emocionemos. Que viendo a los jugadores como aviones sobre el campo él prefiera entonar El blues del autobús y recordar que en Segunda División los viajes por carretera ya no es que sean lo más barato sino que son «lo correcto». Con los pies, más que al suelo, pegados al asfalto.

Buen gesto que debe repetirse, Quico da la cara en las peñas

Con el equipo líder y yendo como un tiro, en contra de los temidos pañuelos que habrían asomado con un mal arranque tras el descenso lo que ha pasado esta semana en Orriols es que el presidente ha cumplido su promesa de ponerse delante de todo aquel que quisiera ir a escucharlo. Si las cosas hubiesen ido mal seguramente Quico también habría dado la cara, pero en la Delegación hubiesen faltado sillas en lugar de sobrado. Fue un buen gesto, buenísimo, y lo será aún más si no se queda en un episodio aislado. Vamos, que estaría bien que se repitiese de tanto en tanto con independencia de si hay o no plan estratégico. Siempre hay cosas que explicar, ya sea el minuto y marcador de la deuda como los planes con el estadio y la Ciudad Deportiva o eso tan bonito del ADN granota y el sentimiento de pertenencia.

Heridas aún por cicatrizar. Sí, roma no se hizo en dos días

Gana el primer equipo y hasta los ex están que se salen, de Deyverson marcándole al Barça a Cuero haciendo golazos en México. Lo que falla, no podía ser desde luego todo tan perfecto, son las tres derrotas seguidas que lleva el filial. Hay que dar margen para que la maquinaria se acople y cruzar los dedos para que del División de Honor hacia abajo cicatricen algunas de las heridas que sangran todavía. Como Tito es nombre de emperador, ya se sabe que Roma no se hizo en dos días.

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