Hoy el aficionado del Real Madrid está tranquilo porque su presidente salió a decir públicamente que está convencido de que ganará el recurso y no tendrá que pagar el dinero que le exige la Unión Europea. El valencianista, sin embargo, duda. No tiene un referente ni una voz autorizada en la que refugiarse en un momento así. Tiene sin embargo un propietario que está cumpliendo todos los compromisos y pagando las deudas que le dejaron otros, con la mala suerte de que sus propios errores le han llevado a hacerlo vendiendo a sus mejores futbolistas, cuando se supone que venía a fichar y hacer un equipo para pelear por la Champions. Pasa el tiempo y seguimos atrapados en la misma espiral de la que, por el momento, solo nos puede sacar el equipo ganando partidos. Como siempre. Y para ganar el señor Lim ya sabe que está obligado a reforzar la plantilla en enero. Lo hará porque así se ha comprometido con el nuevo entrenador y porque en el fondo tiene claro que necesita ese revulsivo para relanzar su proyecto. Otra cosa es que nunca es ni será lo mismo tener treinta millones que no tenerlos. Con todo el respeto a las instituciones y a un dinero que en teoría tiene que ir a cubrir necesidades de los ciudadanos, ¿se ha pasado tres pueblos Bruselas?

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