Si, en la montaña rusa en que se ha convertido el Valencia en las últimas temporadas, desde el lunes estamos de nuevo en el descenso, en ese bajón que nos dejó en el cuerpo el empate en Riazor, no tanto por los dos puntos que se quedaron en A Corunya, sino por la imagen que ofreció el equipo. Ante el Barça vimos un Valencia intenso, eléctrico, enchufado y con hambre. Una semana después, el equipo se mostró largo, inoperante, impotente a tramos, ante un rival inferior que aprovechó el flanco débil de la escuadra de Prandelli, el lateral izquierdo.

Me solidarizo con Maria Laura Corradini. Comprendo al cien por cien lo que sintió esa chica, que se hace llamar Chenoa, sobre el escenario del Palau Sant Jordi cuando interpretaba el ‘Escondidos’ con su David Bisbal. A 1.000 kilómetros de distancia, y de manera simultánea, el Valencia me hizo una ‘cobra’ como la de Bisbal a su ex novia. Yo estaba emocionado esperando encontrarme una versión apasionada del Valencia y... ¡zas! El equipo me dejó con los brazos abiertos y se giró de manera repentina. Vuelta a las andadas. ¡Qué decepción!

Con el paso de los días, se me ha ido el sofoco. No tanto como a Chenoa, que ha llegado a negar que Bisbal le hiciera la ‘cobra’. Pero sí que reconozco que no todo fue negativo en mi desencuentro con el Valencia en Riazor. En otra etapa el partido se habría perdido. Físicamente el equipo llegó entero al tramo final y de nuevo una pésima actuación arbitral pudo evitar una hipotética victoria del Valencia. Pero sí, son todo conjeturas. La única realidad es que marcar un gol se ha convertido en una odisea. Hay que generar cinco ocasiones claras para transformar una, y eso es una losa que condiciona cualquier partido.

El (no) gol

¿Por qué tiene tan poco gol Rodrigo? Tal vez porque no es delantero centro. El problema viene cuando no tienes otra alternativa. Porque Munir, por lo visto, como ya sucedió con Ayestaran y con Voro, tampoco le vale como referencia ofensiva a Cesare Prandelli pese a su gol ante el Barcelona. Además, el ridículo que protagonizó en el córner con Nani, en el que le devolvió la pelota al portugués cuando salía del fuera de juego tras sacar de esquina, me temo que le va a costar caro al hispano-marroquí. Prandelli tiene pinta de ser de esos técnicos que cogen matrículas. Que se lo digan a Santi Mina después de sus regalos en las contras ante el Barça...

Revulsivos

Lo cierto es que a Prandelli se lo están poniendo difícil los jugadores de la denominada ‘segunda unidad’, los suplentes, vamos. El único que ha cumplido cuando ha salido desde el banquillo es Bakkali. En Gijón lo pudo comprobar en primera persona el italiano. El atacante belga ya había demostrado que es válido en el papel de revulsivo previamente con Voro ante el Leganés y ante el Atlético. Sin embargo, los otros tres jugadores que ha utilizado Prandelli para revolucionar el ataque en el tramo final de los partidos han suspendido el examen. El último fue Fede Cartabia en Riazor, quizás por las ganas de agradar al entrenador y a la que fue, y quién sabe si podrá ser en un futuro, su afición. No aportó nada y que cada vez tiene más complicado tener un hueco en el equipo.

Balaídos

El partido del domingo puede dejarnos en la depresión más absoluta y con un parón liguero por delante, o volvernos a subir a lo más alto de la montaña rusa, esperemos que para quedarnos arriba durante muchos meses. Soy de los que se motiva fácil. La mera presencia de Álvaro Medrán en el once, por la baja de Enzo, me invita a pensar que el Valencia va a hacer un buen partido ante el Celta y conseguirá una victoria balsámica para la clasificación. Valencia, no me hagas otra ‘cobra’, anda...

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