Uno de los grandes misterios de la historia de la humanidad es sin ningún género de dudas porqué Campaña juega en Segunda División. En serio, piénsenlo. ¿Cómo es posible? Estuvo el año pasado en el Alcorcón de Muñiz, su padre deportivo, y acabó siendo de largo el mejor centrocampista de la categoría. Pero aun así el verano se lo tiró en la Sampdoria, muerto del asco allí y a vueltas mientras aquí con la milonga de que un día es que el entrenador pasa de él y al otro es que está lesionado. Todo para que al final, como diría Mazinho, lo vendieran «a precio de banana». Porque sí, una vez se ascienda la cosa se va a ir al medio millón de traspaso, que habría sido mucho si sale mal pero que suena a regalo con lo bien que va. Ya lo dijo Del Bosque, antes de que empezara a pegar tumbos de una Liga para otra, que si se reencarnaba le gustaría hacerlo en Campaña, un futbolista que fue referencia en las categorías inferiores de la selección y que, aunque no lo parezca, tiene solamente 23 años. Que allá por Sevilla, con toda la guasa, le llamen ´viejoven´ como que tiene su aquel.

Grandes escenarios de futuro, hay que quedarse con la copla

Campaña es el jugador de moda del Levante y uno de los motivos que explican el porqué de un liderato tan apabullante. De los centrocampistas es el más versátil de todos y una vez que ha dejado de jugar en reserva a partir de la hora el equipo se ha beneficiado y mucho de su explosión. La gestión otra vez aquí del entrenador en su caso ha sido acertada. De hecho, es de suponer que su presencia en el banquillo habrá tenido mucho que ver para hacerse con un futbolista del que los Primeras únicamente se acordaron a última hora y del que a estas alturas, es de suponer también esto, se habrán quedado ya con la copla. Tiempo habrá para hablar de ello, pero en todos los escenarios que se vislumbran el Levante sale ganando de calle, en lo deportivo y en lo económico.

Con orgullo, objetivo logrado. El pulso de la grada: felicidad

Donde se le coge el pulso a los clubes es en la grada y ahí, con Campaña y el resto de la orquesta, los levantinistas están encantados. Precisamente el otro día, después de Reus, escribía Raúl Cuello, santo y seña de Levante Fans, que lo de ahora no sólo es felicidad por las victorias sino «orgullo» por lo que los jugadores transmiten en el campo. Exactamente lo que quería Muñiz, que en su primera entrevista dijo que el objetivo era que con independencia del resultado los aficionados se sintiesen «satisfechos» al irse del campo. Ganando es todo más fácil pero a día de hoy el sabor a trabajo bien hecho sería el mismo incluso perdiendo. Y ya es decir.

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