Dicen que nunca es tarde si la dicha es buena pero tal vez sea demasiado pretencioso adjudicarle a este puñado de ´letras arrejuntadas´ el calificativo de ´dicha buena´. Prefiero aquello otro de ´como siempre, mal y tarde, lo tienes aquí´. Me apetece decir hoy algunas cosas de la Junta, un par de reflexiones paridas desde el poso que da el tiempo. Dijo en la 97.7 Chema Mancha que se fue más triste de la Junta que tras perder en Vigo, y eso me hizo pensar. En el fondo estoy de acuerdo con el señor ´De la Pancha´, pero lo veo diferente y lo enfoco en positivo porque me gustar ser optimista por naturaleza. Una Junta de accionistas es el órgano de poder de una empresa, es una de las manera de expresarse que tiene el capitalismo. Resumiendo, digamos que no es democrática desde el punto de vista del sufragio universal, aunque es absolutamente legal y se corresponde con la sociedad en que vivimos basada en los principios de libertad individual y propiedad privada. En una sociedad anónima no vale lo de una persona y un voto, vale que el que más posibilidades tiene de comprar acciones más votos tiene. Y Meriton tiene más votos porque los ha comprado honradamente. Desde es punto de vista, Layhoon y Lim pueden decidir que Carlos Bosch, ese que chilla en las tertulias, sea, por ejemplo, director deportivo. Así lo entienden ellos hasta el punto que no terminan de comprender que salga Pascual Calabuig a quejarse, porque saldría inmediatamente. Y ahí está la sustancia de lo que quiero decir. Como yo lo veo y exagerando, la Junta fue una prueba de salud democrática y la constatación de que el Valencia puede estar a un punto del descenso pero está vivo porque sus accionistas así lo demostraron. Me encanta que el valencianismo utilice el foro de la Junta para mostrar su descontento a Layhoon por su desastrosa gestión. Ella tiene que saber que el Valencia es mucho más que aprobar unos balances económicos, y que de la mano del agradecimiento por la estabilidad financiera que le ha dado al club camina la exigencia de tener un equipo competitivo, porque ese y no otro es el fin último de la empresa que preside; hacer un equipo del que sus socios, accionistas y aficionados se sientan orgullosos. Si Layhoon no ha entendido eso a estas alturas, significa que muchos de sus discursos son una postura y que, parafraseándola a ella misma, todavía no nos ha educado bien...

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