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Horas antes de viajar a Sevilla la presidenta regresaba de Singapur para decir que los jugadores no están haciendo todo lo que se espera de ellos y que su responsabilidad es sacar al club de este apuro, porque los demás no podemos marcar goles por ellos. A estas alturas ya tendría que saber que sí podemos, que en un club de fútbol todo acaba reflejándose en lo que ocurre en el terreno de juego. Igual hay que recordarle a Layhoon cuales son también sus responsabilidades como máxima representante del propietario del Valencia CF, que es quien decidió el pasado mes de agosto quién tenía que marcar los goles en este equipo y quién no iba a estar aquí para hacerlos. Y el que tiene que decidir cuánto está dispuesto a apostar para que el equipo marque más goles y sea más competitivo que ahora a partir del primero de enero. La duda es si, viniendo de donde venía, este discurso crítico con los futbolistas hasta el punto de ser hadsta peligroso es suyo o emana directamente del propio Peter Lim.

No deja de ser llamativo que la presidenta, ahora que desde el club se ha pedido reforzar el ámbito de la privacidad para mayor tranquilidad del equipo, reuniera a la prensa para meter presión a los futbolistas. No es la primera vez que algo así desata una auténtica tormenta perfecta en un vestuario, aunque lo cierto es que el reflejo de esas palabras en el partido del Sánchez Pizjuán brilló por su ausencia. El equipo hizo cosas bien, como sin ir más lejos en Vigo, y hasta acabó perdiendo con idéntico resultado que allí por dos errores similares. Seguramente los jugadores han tomado nota o quizá ni siquiera lo han tomado en serio, aunque tampoco están para exigir nada cuando el equipo está en números de bajar a segunda con un tercio de la Liga consmido y ya no vale ni la excusa de la mala suerte, esa ya la agotó Pako Ayestaran en solo cuatro jornadas.

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