Muy claro tienen que tener Prandelli, García Pitarch y la presidenta Layhoon Chan lo que van a poder hacer y lo que no en este mercado de invierno, sobre todo porque no es nada habitual que un club señale de una manera tan clara y reiterada a sus futbolistas por una mala situación deportiva. Entre el «fuori» del entrenador y el último discurso de la presidenta, en el que dejó caer que «igual los futbolistas están muy cómodos» y hay que trabajar más, se está dibujando un círculo del que va a ser complicado salir con alguna garantía de éxito si finalmente no se producen cambios significativos de verdad en la plantilla. Vamos, que no sirve un simple maquillaje o a priori así lo parece. A estas alturas quedarse a medias en la revolución de enero podría ser contraproducente y nada aconsejable, aunque peor sería ver que el equipo pierde un partido tras otro y no hay nadie capaz de levantar la voz ni hacer nada.

Porque nada de lo que está pasando pasa desapercibido en ese ente que solemos llamar vestuario, formado por la suma de egos, voluntades y ambiciones de todos los jugadores y donde unos son más dominantes y otros recesivos. Después de Anoeta queda el partido de la Copa en Mestalla para ver la respuesta y sacar conclusiones, aunque igual no es el mejor día para hacerlo. Desde luego no hay un jugador que pueda sacar pecho por estos primeros meses de competición, ni uno solo, aunque tampoco son los únicos responsables de que las cosas vayan así de mal no desde el primer partido de la temporada, sino desde la pasada. Que ha faltado exigencia lo sabemos y lo saben, pero con esa eterna buena intención que no siempre viene acompañada de aciertos, a la presidenta se le empieza a ir la mano con los jugadores. Si el mercado no funciona como ellos han previsto, ya puede sacar Prandelli mano izquierda para llevar esto adelante.

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