Eran tres y eso me sorprendió. Había quedado con Josep Bosch en la redacción de SUPER para que nos contara su último proyecto y lo esperaba a él. Pero llegaron tres. Y digo que me sorprendió porque con uno era más que suficiente, o al menos eso pensaba yo. Josep es uno de esos tipos que en cuanto lo conoces un poco, pronto detectas que está poseído por una mente inquieta que dibuja un proyecto tras otro. Unos saldrán y otros no, pero su imaginación apunta a la hiperactividad y siempre con un denominador común, el Valencia CF. Uno de tantos locos cuerdos que busca incansablemente en el pasado de su equipo y al que se le ilumina la cara con cada hallazgo reciente, un arqueólogo de Mestalla y su memoria que tiene en una bandera raída del Valencia campeón de Copa de 1949 su particular tumba de Alejandro Magno, pero de eso hablaremos más adelante.

Volvamos a los tres. Eran José Luis, Pep y Josep que venían para explicarnos su reciente creación -junto a más gente, ojo-, el libro ´Últimes Vesprades a Mestalla, Segona Part´. Al poco me di cuenta de mi ingenuidad al pensar que con Josep era más que suficiente para que nos explicara porqué y con qué objetivo se habían embarcado en tal proyecto. Lo que venían a contarnos es mucho más que un libro. Lo vi en sus tres caras en cuanto nos sentamos en la mesa de mi despacho después de limpiarla de periódicos viejos y de papeles repletos de notas antiguas. Pep echó varias miradas de curiosidad a la redacción -pronto detectó nuestro último montaje en la pared dedicado a Layhoon Layhoony sus grandes éxitos que luego desvelaremos-, pero nada le distrajo, tampoco a José Luis ni a Josep, de su objetivo. Como diría Umbral, hablar de su libro.

Fue hasta entrañable comprobar los esfuerzos generosos que hicieron para enseñarnos cada anécdota y cada párrafo jugoso en apenas media hora. Y ahí fui consciente de porqué eran tres y no uno. Ese libro lo es todo para ellos. Es mucho más que algo que se pueda explicar a un periodista en un rato para que lo entienda lo suficientemente bien como para explicarlo al día siguiente a sus lectores y que los lectores también lo entiendan. Su presencia no era más que la prueba de que en los siguientes treinta minutos me iba a encontrar algo muy diferente.

En la apariencia ´Últimes Vesprades a Mestalla, Segona Part´, es una colección de relatos escritos por valencianistas. Dicho así parece poco, pero es mucho. Digamos que cada uno de los escritores escribe lo que le da la gana. Hay ficción, recuerdos, experiencias personales y hay sentimiento y cariño. De sus letras emana una especie de petición al cielo de manera inconsciente, colectiva y nada premeditada, para que el futuro sea como mínimo tan enriquecedor como lo ha sido el pasado. Y no es cualquier petición visto como está el presente. Como ven, en la esencia, este libro viaja hasta sitios insospechados donde el único límite es la propia imaginación y la memoria. Y ahí reside su encanto y su mensaje.

Y valga como ejemplo de ese gran mensaje al futuro, que ´Últimes Vesprades a Mestalla´ junta bajo el mismo soporte a personajes del entorno valencianista cuyo antagonismo es visceral y para toda la vida, y no pasa nada. Y todos suman en lo individual y en el colectivo. ¿Se dan cuenta ahora qué nos está diciendo el libro? Si alguien busca morbo en estas ´cuatro letras arrejuntadas´ le diré que hoy no toca y que solo la idea de nombrar a los antagonistas es una manera de emborronar el fin último de ´Últimes Vesprades a Mestalla´, porque bien podría ser uno de ellos yo. De los antagonistas quiero decir, que todos tenemos muescas en el revólver tras la madre de todas las batallas.

Por otra parte, déjenme decirles que no soy nada místico ni épico y que cada vez me cuesta más leer porque los ojos se me cierran y me vence el sueño, y que cada uno experimenta el Valencia como quiere, y que aunque conozco la historia del club porque la leía en mis largas noches de estudiante insomne para desconectar entre tema y tema, no me emociono especialmente con el pasado, mi forma de sentir el valencianismo tiene que ver más con mi propia experiencia personal y con esa frase que un día escribí y que dice algo así como que «el Valencia lo forman las experiencias personales diarias de todos aquellos que lo padecen y lo disfrutan», pero esta gente, el famoso ´trío de arqueólogos de la memoria valencianista´ y la historia de su libro, nos están diciendo que tal vez nunca ha sido tan pertinente como ahora recordar de dónde venimos para saber quiénes somos, donde estamos y fundamentalmente hacia dónde vamos. Ese es el gran mensaje de ´Últimes Vesprades a Mestalla´, una plataforma, o como quieran llamarlo, que empezó desde la ingenuidad infantil de pensar que el día en que Juan Soler anunció la construcción del nuevo estadio del Valencia, comenzaba nuestra particular despedida a ese entrañable pedazo de hormigón preñado de goles y sentimientos. Como ven, hay muchas maneras de ayudar al Valencia, y a fe que este libro lo consigue porque nos recuerda que «quien pierde los orígenes pierde la identidad».

¿Quién es Elvira?

De vuelta a casa mientras le daba vueltas mentalmente a este puñado de ´letras arrejuntadas´ tuve la tentación de pensar que en el fondo yo mismo había sido un privilegiado solo por el hecho de que tres y no solo uno vinieran a ´mi casa´ a enseñarme su mensaje. Me sentía profundamente halagado porque estuvieran dispuestos a perder algo de su tiempo para contarme su particular historia, pero mientras conducía y de fondo El Drogas y Luz Casal cantaban «que no me silbes nunca más, que no voy a llorar» me di cuenta de que la presencia de Pep, Josep y José Luis, no era más que una forma de prolongar el mensaje del libro a la realidad cotidiana y me dije, «Carlos, no seas primavera y ´filiprim´, han venido a SUPER por Elvira». ¿Y quién es Elvira? Prepárense porque ahora viene lo mejor. ´Últimes Vesprades a Mestalla´ tiene, por encima de todas las cosas, un fin benéfico. Lo que se recaude vendiendo cada ejemplar en las tiendas oficiales del Valencia y en El Corte Inglés, va íntegramente destinado a ayudar a Elvira Roda Llorca, nieta de José Llorca Rodríguez, uno de los socios fundadores del Valencia en aquella reunión en el Bar Torino en marzo de 1919.

«Elvira es una joven valenciana afectada por Sensibilidad Química Múltiple (SQM), una enfermedad ambiental crónica, invalidante y multisistémica que provoca respuestas fisiológicas anómalas y alteraciones orgánicas frente a la presencia de agentes químicos y electromagnéticos normalmente tolerados por la población. A consecuencia de esto Elvira se ve obligada a vivir en una situación de aislamiento, por lo que en muchos medios se la ha llamado ´la chica burbuja´. En 2014 el Ministerio de Sanidad reconoció la SQM como enfermedad. Pero este reconocimiento no implica ni protocolo para la atención de los pacientes ni tratamiento. Se limita a recomendar evitar la exposición a los agentes que la provocan para así reducir los síntomas y su intensidad. Pero eso es muy difícil y termina aislando al enfermo. Además, el tratamiento supone un gasto económico para los pacientes y sus familias. Estos enfermos necesitan un centro de referencia por parte del sistema de salud estatal, donde poder ser atendidos y tratados, y necesitan ayudas para hacer frente a los gastos que supone para la familia. Y necesitan zonas libres de agentes contaminantes donde vivir con libertad, descansar y hasta curarse.

Elvira padece las consecuencias de la enfermedad y también de la soledad, pero se siente afortunada, sabe que tiene la ayuda de sus amigos y amigas que están con ella, y este apoyo la mantiene en la lucha. Además, Elvira siente el apoyo del valencianismo y de Mestalla. Gracias al Valencia y a su Fundación, y especialmente a su presidenta por hacer posible la publicación de este libro», dice el libro en su contraportada.

Llegados a este punto, no me siento con fuerzas para contarles la historia de la vieja y raída bandera del Valencia que se mantiene orgullosa en una pared del bar de mi madre y en la que la firma de Pasieguito lucha contra los días y el reloj para seguir diciéndole al mundo quiénes fueron los héroes que ganaron la Copa para el Valencia en 1949. Ni qué demonios representa ese papel colgado en un rincón de la redacción con Layhoon diciendo «yo soy Peter Lim». Me quedan las fuerzas justas para darles las gracias a la Fundación del Valencia por financiar el libro, a la editorial Samaruc por producirlo sin beneficio alguno, y a todos los que de una manera u otra han contribuido a que sea una realidad porque nos dan una lección de vida para el futuro de la que aprender para el presente. En lo que a mí respecta, lo malo de todo es que me regalaron el libro y ahora me siento en deuda con Elvira y hasta con la esencia misma del valencianismo. ¡Malditos tres! No os lo perdonaré jamás.

Bon Nadal i AMUNT SEMPRE!

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