Desde tiempos ancestrales el ser humano celebra en estas fechas el solsticio de invierno, el día más corto del año, en el que la tierra recibe menos luz del sol como consecuencia de su grado de inclinación con respecto a éste. Para muchas culturas significaba el inicio de un nuevo año, y en nuestra civilización la celebración cristiana con villancicos y misa de gallo incluida cada vez deriva en mayor medida de nuevo en una celebración preudo-pagana para ponerse hasta las botas de lo que uno sea capaz de permitirse, ya sea marisco o pavo al modo Carpanta. Como una cosa lleva a la otra, lo hacemos extensivo a amigos y compañeros de curro en días alternativos o previos a la gran comilona, lo que conlleva salirse de madre algún día y acabar en alguna discoteca. De Madrid. De farra. A las tantas. Con cachimba.

Cachimba

Algo así le debió pasar a Parejo, que se vino arriba y acabó con cara de sospechosa felicidad abrazado a un señor que le dedicaba lindezas a su entrenador. Luego, sus declaraciones empezaron en tono de disculpa y acabaron con la misma tesis de defensa que Lee Harvey Oswald cuando le encaramaron lo de Kennedy. Ya lo cantaba El Último de la Fila: «Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio...». Que conste que cuando muchos cuando nos enteramos tampoco nos alteramos. Hay que quitarle hierro, y más después de que sin el capitán hayamos ganado el primer partido de la era Prandelli en Mestalla. En Copa, cierto, pero algo es algo. Claro que a cualquiera le puede pasar, pero el precio a pagar depende mucho del momento. El momento lo es todo, o casi todo, en muchas facetas de la vida. Ya lo cantaba Julio Iglesias.Maradona

Por ejemplo, en el amor. Que la cosa salga bien no depende tanto de la persona con la que estés, que también, sino del momento. Esa misma persona en otro momento sería eterna, pero ahora tenéis intereses contrapuestos o incompatibles. Una oportunidad de curro soñada en un momento dado se desestima porque «no es el momento». Y los jugadores de fútbol se cuidan más ahora que nunca antes en la historia. En los ochenta lo de Maradona sólo era el reflejo de una época, de un momento a su alrededor, pero pagó el pato... en el momento adecuado. Concretamente le pillaron la temporada siguiente a que Argentina eliminara a Italia en Nápoles en las semifinales del Mundial Italia ’90, tras clamar él a la hinchada: «Napoli, solo ti amo io», lo que conllevó que Argentina casi jugara en casa aquel partido. Y luego, pocos meses después, casualmente, ¡puff! se destapó el lío. La vida son momentos.Sorteo

Así que lo de Parejo, que no me cabe duda de que se cuida como profesional y es responsable, no es más que un mal momento, que ha sucedido en el peor momento. Las consecuencias son inciertas, huele a traspaso. Si le da tiempo a asomarse a Mestalla, sería interesante que la grada no se cebara mucho, para no minar la moral de los nuestros más. Su única opción es tocarla bien. Y a poder ser, que fuera decisivo para un resultado favorable, pero no nos vengamos arriba. La afición es soberana, así que no estamos para que nos pidan ni un solo favorcito más. Veremos. Mientras esperamos el momento y hacemos tiempo comiendo como si no hubiera un mañana, hemos sido testigos del sorteo de Copa. Nos ha tocado el Celta, que hasta hace dos días habría sido una pera en dulce. Pero como ahora cualquier rival nos puede ganar, lo único destacable es que entre Barça, Athletic, Madrid y Sevilla se van a cargar al menos dos potenciales finalistas.

Grial

En este solsticio que supone también entrar en un año nuevo en el calendario, la Copa representa el símbolo de la esperanza. La Copa es nuestro Grial. Debemos mirarla como la vía de escape, la solución a los males. Hemos de enfocar en ella nuestros sueños. Del mismo modo que en 2008 ganarla fue el bálsamo de la era Koeman y dejó en agua de borrajas el destrozo deportivo que hizo el holandés, este año un título puede sumergir la crisis deportiva -e institucional, por supuesto- en un baño de oro, lo que permitiría poder hacer las cosas con algo más de tranquilidad, justo lo que falta ahora en todos los estamentos del club y sociales. Para ello necesitaremos a Rodrigo, al que las estadísticas definen como nuestro mejor artillero. Cuando las estadísticas hablan, las opiniones tenemos que callar. Su doblete llegó en el momento adecuado.

Calma chicha

Vamos a ver si conseguimos no ser noticia esta semana, a ser posible por ningún motivo. Que pasen los días sin cachimbas, sin broncas, sin salidas de tono, sin tensión, sin lesiones. Que se nos olvide un poco el fútbol y el antifútbol. Si tenemos mono, nos ponemos el Boxing Day. Como mucho, se admite confirmación de fichajes potentes, estilo Zaza. Pero extra-futbolísticamente, calma chicha. Y así, a la chita callando, vamos a contar las uvas. Y a la cama todos, sin demasiado ruido. Si llegamos al 3 de enero en Mestalla con el Celta delante y conseguimos mantener la portería a cero, tendremos motivos para soñar. A partir de ahí, se admiten apuestas de fichajes, de objetivos, de goles. ¿Quién sabe? A lo mejor este año es nuestro momento y no lo sabíamos. Feliz 2017.

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