Prandelli era algo así como la última esperanza del aficionado para este Valencia de Peter Lim y eso que el italiano llevaba sin ganar un solo partido en la Liga desde el día de su debut, lo que revela con bastante claridad en qué punto de deseperación y desánimo nos encontramos. Poco importa que el italiano no dijera toda la verdad en su despedida sobre el tema de los fichajes ni tampoco hiciera la más mínima autocrítica sobre su trabajo y su gestión de la plantilla, que podía hacerla perfectamente y hasta habría resultado elegante. Todos, o muchos, aplaudimos su discurso convencidos de que la revolución es necesaria y el compromiso del propietario para mejorar la plantilla también. Igual acabamos obligados a darle las gracias por haber saltado del tren el primero, antes incluso de que se abriera el mercado, porque su salida deja en evidencia a Peter Lim y su manera de llevar el Valencia CF que es el verdadero problema del club más allá de que el equipo está casi en puestos de descenso. Aunque, la verdad, muchos o algunos también esperábamos más de él, incluso que le echara valor para intentar salir adelante con el equipo en las condiciones que fuera. A la hora de la verdad, el entrenador antepone el incumplimiento de un pacto al honor y el desafío que supone defender esta camiseta y pelear por este escudo. Su salida deja muchas dudas pero despeja otras tantas. Lim tenía otra oportunidad para recuperar crédito personal y la vuelve a dejar pasar. Ha quedado al descubierto que no hay presidente ni líder en el Valencia capaz de afrontar esta crisis institucional que tanto se empeña en negar la propia Layhoon, aunque existe y va a más.

Hoy, el día después de Prandelli, el proyecto de Lim para el Valencia CF es que Voro vuelva a obrar el milagro en los próximos dos o tres partidos y a partir de ahí ya veremos qué hacemos. No hay un presidente capaz de conectar con el valencianismo para pedir el apoyo de la gente ni un director deportivo con autonomía para decidir fichajes y salidas, el dueño, desde Singapur, tiene al Valencia secuestrado. Toda la reestructuración de la plantilla se estaba llevando de acuerdo con las necesidades del italiano para su idea de fútbol y el italiano ya no está, en su lugar hay un entrenador que no se sabe si en dos o tres semanas volverá a ser el delegado. Ojalá Voro lo vuelva a hacer aunque el problema está más arriba y no se ve solución.

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