Nunca he sido de palmaditas en la espalda cuando todo va rodado y marcha bien. Más bien todo lo contrario. Me gusta mojarme cuando la cosa está difícil y, como en este caso, hay que arrimar el hombro. Lo fácil es criticar ahora lo obvio, lo que todos estamos viendo en la pista en los últimos partidos. Pero, ¿y lo que se vio en octubre?. Ni todo era tan bueno entonces ni todo es tan malo ahora. Cuando más falta hace el apoyo es a las malas. Recuérdenlo.