No cambiaré el pensamiento por un resultado. El Valencia y su entrenador, Nuno Espírito Santo, deben cuidar más y mejor la competición del KO. Hoy por hoy, es la única posibilidad de levantar un título siete años después de la conquista del último. Precisamente, la Copa del Rey 2008 ganada en el Vicente Calderón. Después de perder ya nueve puntos en 13 jornadas con la cabeza de la Liga, tocaba ir con cuerpo y alma a por la Copa, con todo. La ilusión de los aficionados no puede estar en el alambre en un estadio como Vallecas y contra un rival como el Rayo, plagado de suplentes, durante más de una hora. Desde Villarreal este Valencia tiene poco que ver con el que arrancó a mil por hora la temporada. Dos paradas de Yoel, la Virgen (nuestra Geperudeta), que hechizó las manos de Cobeño para dejársela a huevo a Paco Alcácer, y un golazo de Rodrigo de Paul dieron la vuelta a un partido en el que los locales merecieron más. Triste, duro, pero real. Sin Parejo, André parece imprescindible en cualquier duelo en el que se quiera desequilibrar. No se entiende su suplencia ni la de Negredo, que con diez minutos tuvo suficiente para marear a la defensa rayista más de lo que lo había hecho todo el equipo.

Nuno muerde el anzueloCaso Joâo, fuego innecesario

Hasta que Nuno Espírito Santo, extécnico del Rio Ave, se sentó delante de los periodistas para tratar, esencialmente, sobre la visita copera a Vallecas el ´asunto Joâo Pereira´ pululaba por el ambiente, apenas perturbaba el caminar de un equipo que inició la Liga como un tiro ni tampoco el de un club que, semanas más tarde, ha completado un trasvase histórico de poderes. Sin embargo, el miércoles el novato entrenador mordió un anzuelo envenenado. Después de tres meses sin creer en Joâo, le bastaba con repetir su rutina, con decir que el lateral sigue sin contar y punto, y sobraba el poco estilo de opinar en público que un futbolista de tu plantilla es peor que otro. Las palabras de Nuno encienden un fuego innecesario y peligroso, debido al favor de los aficionados para con Pereira. Hay dos formas de sofocarlo: 1. La salida del jugador este invierno. 2. Volver a ganar, ganar y ganar.

Fútbol en pazLa hora de los clubes

Si tantas veces he sido crítico con Javier Tebas y su Liga para dos, justo es reconocer ahora que el presidente de la LFP ha encabezado con aparente (esperemos que no se quede ahí) firmeza la cruzada anti-ultras. Una lucha que requiere tanto de la ley como, sobre todo, de los clubes. Debería haber comenzado hace años, pero nunca es tarde si se trata de preservar la fiesta del fútbol. Lo primero es no claudicar al chantaje con el que los radicales se abren la puerta, "sólo nosotros animamos". Lo segundo, no criminalizar a quienes de verdad van a los estadios a dejarse la garganta por sus colores. Los hay, aunque son ellos los que deben separarse y marcar raya con la violencia.