No me apetece seguir con lo mismo de siempre. Prefiero hablar de otra cosa, ahora que crecen como setas los que repiten lo que les contaba por estas páginas hace meses, que a este Nuno el traje del Valencia CF le viene grande. Principalmente porque no ha trabajado antídotos alternativos para el ataque desde que a mediados de la pasada temporada los rivales sí los encontraron contra su equipo. Luego, el ego y el enchufismo se engullen a un entrenador que ha perdido el control del vestuario. Los pilares de los que el portugués siempre alardea „compromiso, solidaridad y cooperación„ se le están cayendo encima. Compromiso, solidaridad y cooperación que, por cierto, los futbolistas se han dejado en casa en los últimos partidos; tres pilares de los que hasta el club se ha olvidado en su relación con la afición y, especialmente, con las peñas, arteria importante de lo que viene siendo el valencianismo. Por lo menos, así debería ser.

Resulta que desde la temporada pasada los jugadores de la plantilla ni se acercan a la ´lejana´ sede de la Agrupació de Penyes, situada en los bajos de Mestalla, por donde este curso han desfilado en las tradicionales cenas de los jueves Saura, Giner, Camarasa o Tendillo. El exjugador de Moncada fue el último en asistir la semana pasada. Días antes de que Miguel cantara en las peñas las verdades de un Valencia entregado a la voluntad de Jorge Mendes, Paco Alcácer, Barragán y Javi Fuego fueron enviados a una conocida falla de la ciudad, de la cual es miembro influyente un empleado del club. Más allá del pretexto de la inauguración de una colección fotográfica de Mestalla, ahí queda el agravio, tan evidente como el abandono que sufre una Agrupació que en agosto se encargó de organizar el apoyo de mil valencianistas en el Louis II de Mónaco.

El desplante ha pasado de castaño a oscuro por parte de una entidad descabezada en su día a día y que a veces muestra tics propios del Valencia circense de Juan Soler. En la Agrupació, mientras tanto, se necesita un poquito de vigor para hacerle ver a Layhoon como cinco o seis actos, bien organizados y con el ´gancho´ de un jugador, bastan para plantar semillas blanquinegras entre los más pequeños. Expansión no es sólo el sudeste asiático, expansión es también reconquistar nuestros barrios, donde lucen demasiadas camisetas del Real Madrid y Barça. PD: Al poeta aficionado y sus amigos. Podéis seguir haciendo el indio, llamadme como queráis, siempre preferiré no ser un pelota que cierra los ojos por unas migajas o defender lo indefendible.

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