Dejando a un lado la cuestión económica -quizá, inmerecidamente, pero Meriton se lo ha ganado a pulso-, lo que vienen haciendo con el Valencia CF los hombres y mujer(es) de Peter Lim, desde que hace año y medio el inversor decidió soltar amarras y aventurarse mar adentro con un grumete de los banquillos, Nuno, ascendido a capitán de la nave, se parece más a una serie de humor decadente que a un proyecto serio para un club de fútbol. Un reality que a los aficionados, quienes sienten las heridas del Valencia en su propia piel, no les hace ni pizca de gracia. Por fortuna, el capítulo del sábado se rodó en la zona mixta del Benito Villamarín, no en el campo, y con Anil Murthy, el consejero de (in)comunicación de la entidad, como actor principal.

La manita al cuello

El rodaje de lo sucedido en el terreno de juego del Betis trajo consigo variadas y contradictorias conclusiones. Ahí van unas cuantas: A los árbitros les va la marcha si se trata de echar una manita al cuello del Valencia, un equipo que revivió en un escenario difícil después del triste funeral de la semana pasada. Con Dani Parejo, al menos, hay un centro del campo apañado. Durante 45 minutos Fabián Orellana nos recordó que en este juego existe la mediapunta, esa peligrosa posición que por aquí teníamos guardada ni se sabe dónde. Sin embargo, golpeada por las circunstancias y la ausencia regular de jugadores que se adhieran a la reacción semanal de turno, la plantilla de Voro y, con ella, el valencianismo entero están condenados a sufrir más de la cuenta.

Madrid, 1930

Sinceramente, la memoria no es mi fuerte, pero el corazoncito valencianista me permite poder decir que los saqueos arbitrales al Valencia CF son una constante histórica. Tengo una peculiar teoría desde que mi padre me contó lo que el suyo le había contado a él, que un día de 1930 el Valencia tuvo que retirarse de Chamartín -imagínense el tamaño de la xoriçada-. Consiste en que los equipos más perjudicados por los árbitros acaban siendo los osados que se atreven a toser a Madrid y Barça. No los pequeños, muchos de ellos, viajeros de paso. Quizá sea una tontería, pero... ¿a quién le han pitado más penaltis en contra en 86 años? Al Valencia. ¿Y a favor? Ya lo saben... al Madrid. ¿Y esto a qué viene? A que no caemos bien a los que manejan el cotarro del fútbol español y, si pueden, nos hundirán. A que no nos respetarán, si no nos hacemos respetar.

El tuit de impotencia

Pese al regusto dulce, lo cierto es que el equipo cojea en cada línea. Parejo y Orellana estuvieron muy solos buscando la victoria. Sólo Gayà, Nani por instantes y Cancelo al final, ayudaron en ataque. Lo de Munir y Mina fue, realmente, como jugar con dos menos. El ex del Barça, por lo menos, debería aprender del esfuerzo de su buen amigo el gallego. En definitiva, un empate que veremos hoy si es bueno o malo. Pero donde sí se perdió el partido fue en cuestión de imagen. Los aficionados reclamaban un golpe de los dirigentes encima de la mesa de la Federación, aunque para la escena forzada de Murthy y Sol casi mejor seguir en silencio. Este tuit de rabia, tras el PENALTI hurtado, sigue vigente: «Si ningún dirigente del club se queja de la colaboración arbitral en el hundimiento, Mestalla tendrá que hacerlo con fuerza».

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