Con la música a tope en los auriculares, o lees los labios del que te habla o es imposible escuchar lo que te dicen. A Soldado, nada más bajar del autocar, empezaron a gritarle que los goles los marcara el «miércoles», pero él siguió el camino hacia los vestuarios con total normalidad, pero con quien no contaban era con Aritz. Unai recurrió a la desesperada cuando veía que el Valencia no carburaba y había que reaccionar, el ´11´ nunca te falla aunque se parta la cabeza por un golpe…

Llorente, desesperado

Ya queda menos para la esperada semifinal contra el Barça, pero hasta llegar a ese punto había que honrar el escudo del Valencia y en Santander volvió a tirarse media parte a la papelera. Basto la transformación para sumar un puntito ante un temeroso Racing, pero no va a ser suficiente en Mestalla el próximo miércoles si se quiere avivar el sueño de la final de Copa. Manuel Llorente se desesperaba en el palco viendo el errático inicio de partido y le habrían venido de perlas una caja de tranquilizantes. El VCF reaccionó tarde, pero cuando se quedó con diez sobre el césped por la lesión de Topal —con los cambios hechos— se vieron superados.

Superioridad, ¿dónde?

Uno de los argumentos esgrimidos por los técnicos a la hora de defender con todos sus hombres un saque de esquina o una falta próxima al área reside en la «superioridad» que se consigue. ¿Si dejas a un hombre arriba no le defiende nadie? Pienso que seguiría existiendo esa superioridad, pero ese no es el debate, pero es increíble que con toda tu gente atrás haya futbolistas libres de marca, como ocurrió con el gol del Racing en el pase en profundidad de Munitis.

La decisión de Alves

Al fútbol juegan los futbolistas. Y ellos son los que tienen la última palabra a la hora de interpretar la partitura que te da el entrenador. Unai quiere que el equipo salga con el balón controlado desde atrás, no me parece mal, pero es increíble que se asuman riesgos innecesarios cuando no toca. Con Víctor Ruiz y Ricardo abiertos en los laterales pero sin que les deje respirar su marcador y Banega tapado de espaldas por otro, ver cómo Diego Alves opta por jugar en corto en lugar de prolongar el balón en largo a uno le pone de los nervios. Porque pasa lo que pasa. Y menos mal que el balón que le dio a la espalda de Stuani cuando quiso hacer un cambio de juego se marchó fuera, porque regalarle dos goles al Racing en sólo cuatro minutos hubiera sido escandaloso. Ha de mejorar el portero brasileño, ayer volvió a dejar un rechace en boca de gol… pero salvó al equipo en la última jugada.

Sin pivotes

Emery optó hasta la lesión de Éver por un doble pivote con mayor vocación ofensiva y sentó a Topal, que había estado esta semana unos días sin poder entrenar por fiebre. No es una mala fórmula para determinados momentos, pero desde la llegada de Tino es evidente que falta un poco de equilibrio, sobre todo si las imprecisiones en las entregas se multiplican y no hay quien robe el balón.

Fin a las triquiñuelas

Lo de lanzar el balón fuera cuando hay un jugador del rival en el suelo era un acto de deportividad hace unos años, pero ahora se ha convertido en triquiñuela y ahí el Valencia no entra al juego. Arana fingió, pero Álvaro sí estaba KO.

twitter.com/PauFuster