No ganarán muchos clubes en el bautizado estadio Britannia —la pasta es pasta—, pero el Valencia estaba obligado a demostrar su potencial si no quería convertir el sueño de Unai en la Europa League en pesadilla. Su estilo de juego es tan primitivo como su fecha de nacimiento, no divierte pero también destila pasión. No mordieron como hacen habitualmente y a pesar del aliento en los momentos más difíciles, el Valencia evidenció que cuando se mete en faena era muy superior. A pesar de lo corto del marcador, Topal anotó el único tanto y Soso envió un zurdazo al palo. Ahora hay que ser inteligentes y dar que hablar en Europa. Ya se ha dado el primer paso y con la tranquilidad que supone ver cómo nadie te pelea por la tercera posición en la Liga BBVA, todos los esfuerzos deben ponerse en esta competición que tanto puede atraer a partir de cuartos de final.

¿Jugamos al tenis?

Los primeros síntomas parecían peligrosos, porque el Valencia quiso imitar al Stoke y cuando la sintomatología dura varios minutos, tiende a parecerse a un partido de tenis jugado sólo desde la línea de fondo. El Crouch del VCF era Aduriz, pero rápidamente se dieron cuenta de que cuando el equipo se dedicaba a jugar el balón, no había rival. Por ahí se les comenzó a hacer daño y Jonas pudo abrir el marcador con un zurdazo que Begovic quiso ver por la televisión para ver cómo lo había hecho.

La aparición de Topal

Unai apostó por Topal con la finalidad de incrustarse como tercer central en los balones largos del Stoke, ya que el juego aéreo es una de sus virtudes. La consigna era clara: Mehmet por delante y el central por detrás, aunque podían alternarse los papeles en función de la situación. Por cierto, a Dealbert le tocó lidiar con el gigantón Crouch y acabó con todo su cuerpo a arañazos. Hay situaciones que los árbitros no pueden tolerar, porque es normal que él sea superior por su altura —a la que añade potencia en el salto— pero no que sus 2´01 metros le concedan privilegios como agarrar al defensor con sus brazos para afianzarse en su posición o subirse a la espalda del rival. Entre Àngel y Topal sujetaron bien al Espárrago Crouch, pero con lo que no contaba el Stoke era con el disparo desde la larga distancia del centrocampista turco. La primera vez que le pusieron la alfombra, Mehmet no se lo pensó dos veces y se sacó de la bota derecha un disparo con la potencia y colocación digna de videojuego. La versión de Topal —que le dedicó el gol al pequeño Mehmethan— es la que se vio la temporada anterior, cuando el VCF rechazó diez millones por él. Ese es el camino.

Guaita lo borda

Hasta que uno no lo ve no es consciente del significado que tienen para el Stoke City los saques de banda. Ruge el Britannia como si los ´Potters´ fueran a disparar un penalti y la verdad es que la técnica de Delap es para estudiar. No es el único que ejecuta saques de banda kilométricos, pero sí a una gran velocidad y a una altura muy peligrosa. Pero entre la telaraña de futbolistas dentro del área siempre había una figura que emergía con nombre propio: Vicente Guaita. En el juego aéreo es un seguro de vida, pero no se limita a eso. Con el brazalete de capitán está llamado a ser uno de los jefes del vestuario… Él debe dar un paso al frente y perder esa timidez.

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