Para Guille y Tonet II será su primera final en la Lliga de Raspall - Trofeu Diputació de València. Sin embargo, el pasado sábado, cuando el equipo de la Llosa de Ranes consiguió el quinze definitivo en su semifinal, el que saltaba de júbilo cual principante era Moro. A sus cuarenta y cinco años, el de Alcàntera de Xúquer aspira a sumar su quinto entorchado en la competición por equipos más importante de la modalidad.

Según el propio Moro el secreto de su longeva carrera como profesional se encuentra en la condición física. «Nunca he sufrido una lesión importante y eso se nota con el paso de los años», dice.

A esto hay que añadir que ahora disputa dos partidas a la semana, tres como mucho. «Antes, cualquiera de los que estábamos ahí arriba jugábamos de cuatro a cinco partidas. Ahora el calendario está mucho mejor organizado. Y aunque en la actualidad hay jugadores de mucha calidad los que había antes te castigaban más; las partidas eran más exigentes».

Lo que sí ha cambiado es su rutina fuera del trinquet ya que Moro confiesa que en su juventud «mi preparación física era prácticamente nula. Ahora sí he de machacarme en lo físico para poder estar al nivel de los demás ya que la mayoría son prácticamente atletas».

Al de Alcàntera de Xúquer le corre la vaqueta por la vena y ni por asomo se plantea la retirada. «Cómo voy a pensar en retirarme si tengo la ilusión de un chaval. Mientras que me siga divirtiendo como hasta ahora seguiré jugando». Además, el mitger quiere seguir viviendo experiencias como la de la semifinal, en la que se enfrentó a Ian, que se ha forjado bajo su tutela. «Jugar contra un pilotari que ha sido alumno mío es lo más grande», dijo. Al acabar la semifinal las primeras palabras de Ian fueron dirigidas a su maestro. «En la final voy a muerte con él», aseguró. Moro, al enterarse, no pronunció palabra. Pero su media sonrisa era la propia de un padre que se siente orgulloso de su hijo.