El relevo ha llegado a la modalidad de raspall, y dos de los pilotaris que encarnan ese cambio generacional en la modalidad son Moltó y Punxa, actual campeón individual y ex campeón de la Lliga, que se miden este sábado en la final del Trofeu Corts Valencianes. Poco antes de la batalla, uno y otro se lanzan elogios. El conocimiento mutuo es total, porque casi todas las semanas se enfrentan en las mejores partidas de la agenda. La de Bellreguard no será una más, porque está en juego un torneo nacido para ser un referente.

Moltó jugará acompañado de Coeter II, punter incombustible recuperado de una lesión de rodilla que le ha obligado a operarse. Punxa, por su lado, contará con dos compañeros: Dorín y Pau. De ellos, el de Piles señala la sapiencia del primero: «Siempre sabe la que me tiene que dejar y la que tiene que parar o apretar. Mi compenetración con él es total», afirma sobre Dorín. Y de Pau también tiene palabras de aliento: «Hace un papel excelente delante. Aporta mucho y es el que tiene que tapar el fallo que podemos tener contra dos grandes pilotaris como Moltó y Coeter II», analiza el resto.

Sobre Moltó, actual número uno, Punxa aporta una descripción y un antídoto: «la clave de su juego es que devuelve mucha pelota y tiene pocos fallos. Y la potencia. No le puedes dejar ni una medio buena, porque ya sabes que es medio quince en contra. Para incomodarle, lo mejor es no encararse a él directamente; picar la pelota en la muralla cerca de él, moverle para que no pueda descargarse», avanza el de Piles. «Y no dejarle pelotas plantadas para que raspe o juegue de bot de braç». Así es como espera jugar Punxa para levantar este título en un trinquet noble y pesado. Y rápido. ¿Le beneficia Bellreguard? «Es el trinquet donde más juego, y me encuentro muy a gusto allí».

Moltó no se ve favorito

Moltó tiene en la más alta consideración a Punxa. «Es mi máximo rival, todas las semanas nos enfrentamos, y es muy completo física y técnicamente», describe el de Barxeta. Aunque el título del Individual Bankia se ha notado a la hora de hacer la postura (casi siempre sale a su favor), Moltó no se siente favorito: «en un trinquet como Bellreguard, un trío tiene mucho que decir contra una pareja. Nos puede pesar el físico».

Aún así, se ve con opciones. Por la cancha, que es pesada, pero noble, y eso le gusta. Y porque ahora que ya ha ganado un mano a mano y ha pasado la descompresión posterior, se ha quitado presión. Su forma de entrenar también es distinta, y le permite «alargar más la pelota». La batalla está servida.