La montañista española Edurne Pasabán, nominada para el premio Príncipe de Asturias junto a la austríaca Gerline Karlterbrunner y la italiana Nieves Moroi, ha opinado que no se siente merecedora del galardón.

"Creo que no lo merezco. Nunca pensé que llegaría tan lejos, que conseguiría tantos premios. Yo escalo porque me gusta. El estar nominada para mí es grande. Es un trabajo de diez años en el que he tenido que hacer 10.000 cosas para hacer 'ochomiles'", añadió.

Pasabán ha dado una conferencia en Madrid con motivo de una iniciativa puesta en marcha por Telefónica y la Fundación Patrimonio Nacional de la Junta de Castilla y León para reforestar una zona de la Comunidad Autónoma.

Bajo el título "Montaña y desarrollo sostenible", la escaladora española ha hablado sobre la situación de zonas que viven del turismo de montaña como Tíbet o Nepal, de las actuaciones de los gobiernos de aquellos países o del modo en que afectan las expediciones a los parajes naturales.

La montañera, que recientemente coronó con la subida al Kangchenjunga su duodécimo "ochomil", aseguró que ya se encuentra recuperada de esa última expedición en la que "casi" pierde la vida gracias "al cariño de la gente" y que en septiembre tratará de coronar el Sisha Pangma.

Cuestionada sobre sus sensaciones al alcanzar la cima del Everest, se mostró incapaz de transmitir lo que pensaba: "Cada uno siente diferentes cosas. Tuve la sensación cuando llegué a la cumbre de un trabajo terminado pero con tensión, porque realmente se termina la montaña cuando llegas al campo base. La felicidad y todo lo bonito que crees que vas a sentir lo sientes ahora".

Pasabán reconoció que es "difícil" la conciliación de la vida profesional con la familiar. "Personalmente me ha costado decir que vivo de esto. La vida personal es dura porque sacrificas muchas cosas. Ahora mismo no puedo pensar en una familia porque no sería lógico en una carrera deportiva. No quiero irme a subir 'ochomiles' y que cuide a los niños mi madre", añadió.

Sobre sus retos de futuro la alpinista confesó que espera alcanzar las 14 cumbres más altas del planeta el año que viene y que le gustaría ser la primera mujer en conseguirlo: "Mentiría si dijera que no estoy atenta a lo que hacen las demás. Es por naturaleza".

"Mi vida laboral quizás cambie por ser la primera pero Edurne persona no va a cambiar por ello", agregó.

La montañera vasca también opinó sobre las cifras que mueve el fútbol y sobre los 96 millones pagados por el Real madrid para hacerse con los servicios de Cristiano Ronaldo: "Me parece una brutalidad pero lo mueve realmente. Si se paga es porque genera eso.

Solo espero que los que cobran no se rían de eso, que sea un tío derecho y con respeto por la gente", dijo.