Michael Phelps llegó al pasado Mundial de Roma para demostrar que tenía todavía muchas ganas de crecer en la natación. Y lo hizo, al conseguir cinco oros y una plata, y batir tres récords del mundo. Lo que desconoce la gente es que este chico de 24 años no sólo dedica su vida a la natación. El estadounidense, ocho veces campeón olímpico en Pekín 2008 , tiene otra gran afición: el póquer, juego de cartas al que tampoco le gusta perder y que no descarta que pueda ser su opción de futuro. Su afición a las cartas comenzó con las partidas de juegos de mesa con sus compañeros en los Juegos Olímpicos de Pekín, que son uno de los mejores recuerdos que el nadador se llevó de su experiencia en la capital china.

Quizás sea su faceta menos conocida, la que queda una vez sale de la piscina, la de jugador de cartas la que refleje la verdadera ambición de un deportista que no quiere perder a nada y contra nada. Para el de Baltimore el póquer es una forma de relajarse, lo considera un deporte, y como tal, se le da bien. Su porcentaje de victorias, por ahora, es muy elevado, sobre todo, en las partidas jugadas en el casino de Michigan, en Estados Unidos, donde nueve de cada diez veces que juega, gana. Pero no solo juega al póquer sobre la mesa y contra personas, sino que también lo hace a través del ordenador. Para el de Baltimore no hay nada más relajante después de un entrenamiento duro que llegar a casa y pasarse un par de horas frente a un ordenador, comiendo alguna cosa, pero sin perder la concentración.

A pesar de su talento, para Phelps, actualmente es una diversión como otra cualquiera. Una diversión en la que no le gusta perder. Su espíritu deportivo sale a relucir cuando en la mesa de juego hay dinero de por medio. No le gusta perder dinero, y no lo pierde. Poco a poco está mejorando su nivel de juego. Su ambición, la misma que demuestra cada vez que se enfunda el bañador y sale a nadar, es la de un jugador con ganas de aprender y mejorar, hasta llegar a la perfección.

Pero su pasión por este juego de cartas va más allá de la de un simple aficionado. Después de conseguir ocho medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín, Phelps hizo las maletas y se fue a la capital del juego, Las Vegas. Su intención en la ciudad de Nevada era participar en las World Series, el campeonato de póquer más importante del mundo. Finalmente, el estadounidense no participó. Sabe que para conseguir ganarlo tiene que dedicarle mucho tiempo, tiempo que le quita la natación. Por ahora, Phelps ha decidido que hasta los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 sólo se dedicará a la natación, pero que después no descarta dedicarse profesionalmente al póquer. Hagan sus apuestas.