La atleta sudafricana, Caster Semenya, llegó ayer a Johannesburgo y fue recibida como una heroína por miles de aficionados, después de conquistar la medalla de oro en los 800 metros en los Campeonatos del Mundo disputados en Berlín, y envuelta en la polémica sobre su feminidad.

Miles de personas esperaron al equipo sudafricano de atletismo en el aeropuerto ´Oliver Tambo´ de Johannesburgo. Pero si a alguien esperaban con más afán, esa era Semenya. Los concentrados animaron y apoyaron a la reciente campeona del mundo, que desde el pasado mundial se vio envuelta por la polémica sobre si era mujer u hombre. Con pancartas, carteles, a gritos y con sus famosas y ruidosas trompetas, los paisanos de la atleta rechazaban las pruebas de verificación de feminidad a las que Semenya se está viendo sometida. Bajo el lema ´nuestra dama del deporte´ y con fotografías de su infancia y juventud, las mujeres de Johannesburgo bailaron en señal de agradecimiento a Semenya y repulsa a quienes, en algún momento, han cuestionado su sexualidad.

Semenya, arropada por sus familiares, no tardó en recibir las felicitaciones oficiales de rigor. En este caso, el saludo y la enhorabuena del presidente de la Federación Sudafricana de Atletismo, Leonard Chuene, y el recibimiento posterior del Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, se quedaron en un segundo plano. Fuera de Sudáfrica, nadie recuerda el mérito de la atleta, todos hablan de lo mismo. Y más teniendo en cuenta que el lunes se conoció que la sudafricana triplicaba el nivel de testosterona en sangre, normal en una mujer. La indignación del Presidente de la Federación Sudafricana de Atletismo y de todo el país en general, por las pruebas de verificación de sexo a las que ha sido sometida, se reiteraron desde un primer momento. El Presidente del país habla de menosprecio por parte de los europeos, de un «rumor erróneo» hecho con «mala in