Izzard, de 47 años, fue recibido hoy por el primer ministro británico, Gordon Brown, 24 horas después de completar en Londres una hazaña que le llevó durante las últimas siete semanas por Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y el País de Gales.

Ganador de dos premios Emmy por sus hilarantes monólogos, Izzard corrió los 2.152 kilómetros después de entrenar sólo durante 5 semanas y de convencerse de que era capaz de conseguirlo.

"Yo no soy un ultra-maratoniano. No tengo esa constitución. Fue una demostración de que la mente puede más que el cuerpo", dijo el humorista a la BBC después de visitar el 10 de Downing Street.

Izzard, que ha perdido las uñas de los dedos meñiques en ambos pies y cuyo mayor deseo ahora "hacer una fiesta en un lugar seco y dormir durante una semana", afirmó que su inspiración fue, 70 años después, la lucha de los británicos durante la II Guerra Mundial.

"Recordaba que nuestros abuelos hicieron cosas increíbles que nunca pensaron hacer. Fueron oficiales y dispararon baterías antiaéreas", explicó Izzard, que también encontró inspiración en una furgoneta de helados que le siguió durante todo el camino y que a intervalos hacía sonar la música de "Carros de Fuego".

Pero lo más importante, insistió el comediante, fue la fuerza de voluntad y el empeño: "nunca dejé que por mi cabeza se pasara el pensamiento de que no iba a poder hacerlo. Eso y los baños de hielo que le esperaban al final de cada etapa. En los hoteles pedíamos todo el hielo que podíamos y me metía en la bañera durante 15 minutos a 10 grados centígrados. Es algo que hacen todos los atletas de elite y que me aconsejaron, porque de lo contrario mi cuerpo no lo hubiera aguantado", comentó.

Cuando pasen unos días y se encuentre plenamente recuperado, su idea es seguir corriendo, al menos dos veces a la semana. "No quiero echar a perder todo esto", dijo.