El australiano Cadel Evans se ha resarcido en los mundiales de Mendrisio de la aciaga temporada que llevaba en 2009 y lo ha hecho con una impresionante victoria lograda ante el resto de favoritos en el momento crucial de la carrera.

Justo cuando volvió a flojear la estrategia del equipo español, que encontró en el sensacional Joaquím Rodríguez quien le salvase los muebles con un bronce que a él le sabe inmensamente más dulce que a la selección en pleno.

Ese bronce fue al final más un tiro al palo que el gol que se le supone a una medalla, ya que pocas veces se le han presentado las cosas mejor a España que hoy, ya que a 5 kms. del final se vio en una situación más que deseada, con tres hombres en un grupo de nueve por delante, y Alejandro Valverde y Samuel Sánchez en él.

Pero al murciano, como el año pasado en Varese, le faltó algo y no dio continuidad al excelente trabajo de Purito, extraordinario, y Samuel, como siempre donde debía. O fueron las fuerzas, comprensible tras la Vuelta y una semana psicológicamente muy dura, o que no vio el momento de salir a un ataque de Damiano Cunego que le hubiese llevado en volandas hacia el australiano.

Ahí, a un par de kms. del final, se le fue el oro a España, ya que Purito, exhausto tras mucho rato de duro trabajo, bastante hacía con aguantar al desatado Alexandre Kolobnev.

Cancellara, por detrás, casi se cansaba de hacer el trabajo a todos, aunque al final no pudo aguantarse y catapultó a Samuel a la cuarta plaza. El suizo era la rueda del asturiano y el campeón olímpico volvió a responder como acostumbra.

La tercera gran estrella del equipo español, el tricampeón mundial Oscar Freire, no estuvo entre la veintena de mejores que quedó por delante en la última vuelta y perdió la oportunidad de convertirse en el mejor mundialista de la historia. Así, ya solo le queda una oportunidad, la del año que viene en Australia para superar a los legendarios Eddy Merckx, Alfredo Binda y Rick Van Steenberger.

La preciosa vuelta final, aunque no del todo bien acabada por España, no fue sino el remate a una grandísima jornada de ciclismo, de las que se recordarán con los años.

Una escapada al principio de seis y luego de diez corredores, con el esprinter André Greipel entre ellos, entretuvo los dos primeros tercios de carrera. Llegó incluso a alcanzar diez minutos de ventaja.

Pero el primer movimiento de una Italia ejemplar, pero mucho menos poderosa que en otras ocasiones, cambio la cosas. Fue en la vuelta 12 cuando los 'azurros' espolearon de la siesta al pelotón con una arrancada al unísono de Michele Scarponi y Giovanni Visconti en una subida que produjo un corte al que le costó entrar a Purito, el héroe español de la jornada.

Por un rato la sombra da Varese se tornó para la delegación española, que respiró cuando vio volar al catalán y, aún más todavía, cuando en la última vuelta se le pusieron las cosas a pedir de boca.

No obstante, no fue capaz de rematar. Aunque, por lo menos, logró una medalla, lo que no hizo Italia, en principio la otra megaselección aquí, en Suiza, pero casi en casa. Parece claro que Cunego no es el añorado 'grillo' Paolo Bettini y Alessandro Ballan vació rápido su cargador.

Por lo demás, Australia recibió el premio a su trabajo para cazar el corte de unas treinta unidades provocado por el ataque italiano; Kolobnev apareció de nuevo en una cita que le encanta y Cancellara estuvo a la altura de su ambición y generosidad, y de lo que le pedía un público que le adora.

Él abrió las hostilidades llegado el momento de la verdad y, harto de que tantos le chupasen la rueda tuvo un gesto más de bravura al final que al menos le dio la quinta plaza. No pudo coger 'chapa', pero, sin duda, fue un de los principales protagonistas de que hoy en Mendrisio se viviese una jornada para degustar e inolvidable para muchos.

Para los que más, para Evans, que merece este oro sobre todo por su trayectoria, Kolobnev y Purito, que se llevaron los premios esenciales. Para España la tarde que pudo ser histórica, pero acabó con sabor agridulce.