Las principales jugadoras españolas, entre las que se encuentras las valencianas Anabel Medina y Arantxa Parra, se niegan a jugar la Copa Federación de 2011 en protesta por la situación del tenis femenino español y ante la que consideran una actitud de desidia por parte de la Federación Española de Tenis.

Además de Parra y Medina, otras jugadoras como María José Martínez, Carla Suárez, Lourdes Domínguez y Nuria Llagostera, secundadas por el resto de jugadoras, han firmado un escrito en el que denuncian el «vacío de poder» producido desde que José Luis Escañuela asumió la presidencia de la RFET en 2009. Le reprochan la «falta de comunicación, de diálogo y poca sensibilidad» demostrada en decisiones como fechas y superficies de torneos.