El alpinista italiano Walter Bonatti, considerado por muchos el mejor del mundo, falleció ayer en Roma a los 81 años de edad, a consecuencia de una enfermedad.

El féretro del alpinista y también escritor y periodista, será trasladado el sábado a Lecco, ciudad montañosa atravesada por los Alpes, donde el domingo se instalará la capilla ardiente, según informó a Efe la editorial Dalai, que publicó el grueso de su obra literaria, basada en sus experiencias y viajes.

Quince años de carrera como escalador convirtieron a Bonatti en una leyenda.

Con 18 años logró su primer éxito, al subir a la cima del Grigna, montaña próxima a Lecco.

De 1951 a 1959, escaló o intentó escalar diversos puntos del Mont-Blanc (Italia-Francia), y también del K2 (Pakistán-China), su viaje más polémico, que realizó con 24 años y que casi le costó la vida, sin lograr alcanzar la cumbre.

Bonatti se retiró de la profesión en 1965, y se dedicó a viajar y a escribir numerosos reportajes y libros.

Buscó las fuentes del río Amazonas (Brasil); estudió a los tigres de Sumatra (Indonesia); probó que el autor de "Moby Dick", Herman Melville, estuvo realmente preso por los caníbales en las islas Marquesas, como escribió en "Taipi, un Edén caníbal" (1846); y exploró en solitario el Cabo de Hornos (Chile).

El alpinista recibió el "piolet de oro" en 2009 por su carrera, la mayor distinción civil que puede recibir un escalador, y fue la única persona del mundo en posesión de la ciudadanía honoraria del Mont-Blanc, que recibió el verano pasado.

El famoso alpinista italiano Reinhold Messner, primero en coronar los catorce "ochomiles" (como se definen técnicamente a las montañas más altas del mundo) dijo de Bonatti que era el último gran alpinista tradicional, según refiere la edición digital de "Il Corriere della Sera".

Hoy, el Senado italiano dedicó un minuto de silencio y unas palabras de homenaje al "mayor alpinista de todos los tiempos".