Cyril Despres y Stéphane Peterhansel reeditaron en el Dakar 2012 un triunfo con un acentuado sabor francés, inédito desde 2007 en el último rally disputado en África. Este año, el Dakar pasará a la historia por su desembarco en Perú, un país que encandiló a los 'dakarianos' más avezados.

En enero de 2007, Despres y Peterhansel subieron a lo más alto del podio en el Lago Rosa, en Dakar. Era el segundo título para Despres en motos y el noveno de su colega, el tercero en coches.

Cinco años después la postal tuvo los mismos protagonistas pero cambió el decorado. El lago senegalés dio paso a la majestuosa Plaza de Armas de Lima. Despres se hizo con su cuarta estatuilla y Peterhansel obtuvo la décima.

Tras la suspensión del rally en 2008 por amenazas terroristas, la carrera llegó el año siguiente a Latinoamérica. Los tres primeros años transcurrió por Argentina y Chile, con pequeñas modificaciones pero sin grandes cambios.

El gran salto adelante se dio este año con la inclusión de Perú. El paso por las sureñas ciudades de Arequipa, Nasca y Pisco fue una agradable sorpresa para los pilotos, que en su mayoría desconocían esos parajes.

El desierto peruano maravilló por sus hermosos paisajes y sus montañas de arena, similares a las de Mauritania, y por la dificultad extrema de las tres etapas que se corrieron en la zona.

Tras la etapa entre Nasca y Pisco, Cyril Despres incluso afirmó que hacía años que no disfrutaba tanto en una etapa del Dakar.

Y eso que el intenso duelo entre el galo y Marc Coma dejaba poco espacio al esparcimiento. Los dos llegaban como grandes favoritos y la batalla, un año más, no defraudó.

Con dos pilotos tan buenos e igualados, carreras como el Dakar a menudo se resuelven por pequeños detalles. Este año fue así, aunque la organización del Dakar también metió la mano con una polémica decisión que condicionó el desarrollo de la competición.

En la tercera etapa, un error de navegación de Coma dio una ventaja importante a Despres, que le sacó diez minutos a su rival.

Desde entonces el catalán fue a remolque del galo hasta que en la octava etapa, entre Copiapó y Antofagasta, el rally se embarró.

La lluvia de las últimas horas formó un gran charco de barro al principio del recorrido que no aparecía en el libro de ruta. Coma, que salía primero, lo atravesó exitosamente. No sucedió lo mismo con Despres, que rodaba detrás y naufragó en el fango.

El galo y cinco pilotos más sufrieron de lo lindo para salir del lodazal antes de que los organizadores modificaran la ruta para evitar un caos mayor en ese sector.

Al final de la etapa, Coma le había arañado más de 17 minutos a Despres y le arrebató el liderato con una renta nada desdeñable de diez minutos.

La organización, sin embargo, decidió devolver el tiempo que algunos pilotos habían perdido en el barro. Esta medida tuvo varios beneficiados -uno de ellos, Despres- y un solo perjudicado: Marc Coma.

El catalán argumentaba que uno de los valores del Dakar es la superación de las dificultades y que esa medida era un bofetón al espíritu del rally, pero la decisión ya estaba tomada.

De una cómoda ventaja para Coma se pasó a la igualdad, y los dos rivales se enfrascaron en una pugna táctica, donde la distancia entre ellos se estiraba y replegaba como un yoyó.

En la penúltima etapa, con el Dakar al rojo vivo, Coma rompió la caja de cambios de una KTM que no estuvo tan fina como otros años. Perdió más de trece minutos y dejó título en bandeja a Despres, que no dejó pasar la oportunidad.

La carrera de coches fue otra historia. El abandono de Volkswagen dejó el escenario idóneo para un duelo entre los Mini, con Peterhansel al frente, y los Hummer, con el fichaje de última hora del catarí Nasser Al-Attiyah.

La fiabilidad del Mini fue evidente desde el principio, pero los espectaculares Hummer del equipo de Robby Gordon ofrecían una de cal y otra de arena.

Al-Attiyah, probablemente el piloto más talentoso del rally, padeció las averías del vehículo y los errores de sus mecánicos y rápidamente quedó apeado de la pugna por la victoria.

Abandonó en el transcurso de la novena etapa, horas después de una agria discusión con Gordon, que le exigió que se convirtiera en su 'mochilero'.

Con los Hummer noqueados, faltaba conocer los pilotos del equipo Mini X-Raid dispuestos a darlo todo por el triunfo.

Con el paso de los días, Peterhansel y Joan 'Nani' Roma se erigieron en los mejor posicionados, aunque el galo siempre fue por delante.

"Monsieur Dakar" ganó tres etapas y fue el más regular. La mecánica lo respetó y los malditos pinchazos del año pasado quedaron en el olvido.

Concluida esta edición del rally, es hora de pensar en el año que viene. Parece que Perú ha llegado para quedarse. Los pilotos lo agradecerán. Los que buscan espectáculo, también.