Soro III consiguió el domingo lo que hace muy poco tiempo parecía imposible: ganarle un mano a mano a Álvaro. El de Faura no perdía en esta compleja disciplina desde 2004, y ayer cayó contra un resto de Massamagrell 10 años más joven que él, y en el mejor momento de su carrera. Quizá sea «ley de vida», como dijo Álvaro, a punto de cumplir los 39, al finalizar el encuentro. Sea por eso o no, lo cierto es que el triunfo de Soro III sabe a victoria histórica, a cambio de ciclo.

La partida empezó con las apuestas dando como favorito a Soro III, que ganó la reballà y eligió el dau. En una fría mañana, quizá la mejor opción era empezar pegando y pillar al contrario descolocado. La estrategia le salió bien y el primer juego cayó rojo con facilidad. Entonces pasó a hacer el dau Álvaro, que tuvo problemas para retener su dau. Sin embargo, logró rayar el parcial y pasó a restar. Las apuestas ya daban de cinco a favor de Soro III.

La partida se rompió entonces porque, aplicando a rajatabla el manual del mano a mano, jugando al aire y buscándole la izquierda a Soro III, Álvaro anotó desde el resto. Muchos creyeron que la postura inicial estaba mal hecha y dieron a favor del azul de Álvaro, que ya estaba delante en el marcador y podía marcharse dos juegos (25-20).

Entonces emergió el mejor Soro que se ha visto en un uno contra uno. Ni en la final de 2011 jugó tanto. Quico entró a volea con valentía, y no solo buscando la potencia, también la colocación, picando la muralla, escondiéndosela al maestro. Y acabó desquiciando al 11 veces campeón, que se salió de la partida y cedió cinco juegos. El duelo estaba prácticamente sentenciada no por la distancia en el marcador, sino por la sensaciones que ofrecían uno y otro. La pelota no le salió de las manos con la violencia de otras ocasiones al de Faura, sorprendido y descolocado al ir por detrás en su terreno.

Pero Álvaro es difícil de vencer. En eso se basa su leyenda, en que nunca abandona. Y se puso a dos juegos en un arranque de orgullo (40-50). En 55-40, los pilotaris regalaron el quince más espectacular del encuentro, que cerró Álvaro con una dejada exquisita. El público se levantó y ovacionó a los jugadores durante más de un minuto con un mensaje claro: gracias por el espectáculo, bravo Soro III, el nuevo rey; gracias Álvaro por tantos años de entrega y pasión por la pilota.