La familia y el club de María Bernabéu nunca habrán gastado unos 500 euros tan a gusto como los que les ha costado que la yudoca valenciana estuviera el pasado fin de semana en Praga para disputar el Abierto Europeo „nueva denominación de las pruebas de la Copa del Mundo„. La de Alacant tuvo que subvencionarse el viaje y la competición en la República Checa pero ese esfuerzo obtuvo su mejor recompensa. La medalla de oro.

«Es una bendición de Dios este oro. Me he demostrado que tengo nivel para competir contra las mejores del mundo y además me abre muchas puertas» aseguraba la valenciana. Y la primera puerta que se le abre es la del Europeo de Budapest del 25 al 28 de abril. «La Federación te exige un cierto número de medallas para ir al Europeo, si no la hubiera conseguido en Praga no iría a Budapest. La situación económica hace que los deportes minoritarios pasen muchos apuros y este torneo me lo han tenido que pagar entre mi familia y el club porque si no, no hubiese ido» confiesa Bernabéu en declaraciones a SUPER. A pesar del esfuerzo que ha supuesto su presencia en el Abierto Europeo, María lo tiene claro: «Ha merecido la pena».

La joven valenciana de 25 años está considerada uno de los talentos de la nueva hornada del judo español, ha conquistado los títulos de campeona de España en todas las divisiones por las que ha pasado, desde infantiles hasta senior y desde que en 2011 empezara a competir a nivel mundial sus éxitos no han dejado de acumularse. «Desde que me integré en la Selección todo me ha ido muy bien. Gracias a Dios pude hacer la gira olímpica „aunque a los Juegos de Londres fue Cecilia Blanco en su peso„ lo que me dio una experiencia y unas tablas que me han ayudado mucho en las siguientes competiciones».

Salmantina sólo de nacimiento

De padre alicantino y madre guineana, María nació en Salamanca por casualidad. Los padres de la yudoca se encontraban por trabajo allí y la yudoca vivió tan solo un año en la tierra de la sabiduría española. Al año ya estaba en Alacant. Desde los seis años lleva practicando el judo, muy a su pesar al principio. Fue su madre la que vio que con sus características físicas el judo era un buen deporte para ella, u no el patinaje artístico que es lo que ella quería... «Iba llorando a los entrenamientos, pero poco a poco me fue gustando más» confiesa. Las lágrimas se acabaron a los 13 años, cuando empezó a competir y a ver que era buena en lo hacía. Desde entonces la valenciana no ha parado de cosechar éxitos.

Sus próximas metas son acompañar a su equipo en la última y definitiva jornada de la Liga Nacional de Clubes y participar en el Grand Prix de Turquía que se celebra el último fin de semana de este mes, como preparación para el Europeo de Budapest a corto plazo y con el Campeonato del Mundo de Brasil en agosto como gran reto. Sin descuidar el «gran sueño deportivo», la cita olímpica de 2016 en la ciudad brasileña. «Si consigo clasificarme para ir, puedo volver con una medalla».