El mítico Peñarol de Montevideo ha puesto sus ojos en el entrenador valenciano Eduardo García Belda ‘Miki’ y no solo para que trabaje con su sección de fútbol sala, sino para que aporte aspectos que puedan ser aplicables en su equipo de fútbol. Una nueva aventura en la carrera de uno de los técnicos más prestigiosos del fútbol sala nacional después de haber pasado etapas en Italia, Catar y en varios equipos españoles como el Pozo Murcia, Playas de Castellón, Vijusa Valencia y Benicarló.

Miki explica en declaraciones a SUPER, qué le espera en Uruguay. «El Peñarol de Montevideo es allí como el Madrid o el Barcelona de aquí y es un orgullo para mí. Voy a reciclar a todos los entrenadores de fútbol sala y tener reuniones para la mejora de situaciones determinadas en las que el fútbol sala puede influir en el mundo del fútbol. Después, iré dos semanas a formar la selección maragata, que es de una zona uruguaya, que quiere hacer una selección para competir como equipo en la Liga uruguaya y en un campeonato internacional».

Eso sí, en Uruguay no se acabará su aventura por Sudamérica, ya que después trabajará en el Municipal de Perú, uno de los equipos importantes del país. «El objetivo también es que el primer equipo y el de base de fútbol sala tengan una escuela española para que tengan una mejora para el Sudamericano de clubes».

Miki es consciente del retraso en la metodología que hay por normal general en Sudamérica, pero no cree que se encuentre grandes sorpresas. «Después de la aventura de Catar ya no me va a sorprender nada, pero lo que sí me ha sorprendido un poco es que, igual que Peñarol hace las cosas de una determinada manera porque es un coto cerrado y no deja ir a ver entrenamientos, vídeos y teórica a otros entrenadores, cuando vaya a la selección maragata es una comunidad y es obligatorio para todos los entrenadores de equipo de esa comunidad asistir porque si no, les quitan la titulación de entrenador. En Perú no lo tengo tan claro, creo que el Municipal va a querer que haga unas sesiones técnicas para sus entrenadores y otras públicas para otros técnicos».

Eso sí, Miki trabajará también con los propios futbolistas. «Una es la cuestión teórica para los entrenadores (pizarra) y luego hay práctica, que la hago con el primer equipo». Además, el técnico valenciano insiste en su idea de exportar aspectos del fútbol sala al fútbol. «Esa es una de las grandes luchas que tengo yo en las que me gustaría poder entrar o poder participar en algún club de fútbol. «Me gustaría que el fútbol no se cierre tanto a otras ideas y que no piense solo en la metodología de entrenar, sino en los propios entrenamientos que se realizan porque puedes tener una buena metodología de una acción mala, poco útil. Los clubes se cierran mucho porque piensan que el fútbol sala es el hermano pequeño y que el que no vale para el fútbol va al fútbol sala. Ha habido una época que no era así porque veías que el nivel cultural del jugador del fútbol sala era muy superior porque casi todos eran universitarios. Uno de los factores que influyen en el rendimiento de un jugador es la inteligencia. Que sepan elegir sus cuestiones en el momento oportuno, el timing, la inteligencia tiene mucho que ver en el juego».

Además, Miki recuerda los beneficios que extraen en otros países como Brasil al trabajo en el fútbol sala desde pequeños. «El fútbol sala puede aportar al fútbol estrategia sobre todo, pero a nivel del primer equipo y, en la base, muchísimas situaciones de juego integrado, aparición entre líneas, paredes, sobreposiciones, diagonales, muchas situaciones que el jugador debe aprender más joven. Y calidad individual. Y de ahí la gran pregunta de siempre. En Brasil, hasta los 12, 13 ó 14 años juegan al fútbol sala. Siempre piensas que el brasileño técnicamente es mejor y después dejamos que el fútbol en el que salen los jugadores diferentes son los potreros, los de la calle, los que juegan en un campo pequeño, con un balón que no bota bien porque ahí, o espabilas la técnica individual o no juegas. Ahora la metodología es de ejercicios muy complicados, petos, colores, porterías, cuatro balones. En un campo de balonmano jugaban cuatro partido a la vez y nadie se equivocaba de balón, aprendías hasta a esquivarlo».

Pese a todo, el hecho de que tanto él como otros técnicos se hayan visto obligados a emigrar es algo que lo explica con pena. «Los cuatro o cinco entrenadores que están entrenando a los mejores equipos de España es una cosa, pero cuando ibas a jugar un campeonato asiático, estaban todos los entrenadores españoles. El entrenador top español se ha tenido que ir fuera. A mí ya me ha pillado dispuesto a la aventura, pero hay muchos entrenadores top españoles que no tienen trabajo aquí y tienen que irse fuera. Es una lástima, pero yo sigo con mis aventuras».