Maurice Eckhard llegó al ciclismo adaptado casi por casualidad en el año 2000. Desde entonces ha cosechado grandes éxitos. Ahora, su meta es Río 2016: serían sus cuartos Juegos.

Después de un gran año 2015 en el que se ha proclamado subcampeón del mundo ¿ve más cerca su presencia en Río 2016 y repetir como mínimo el bronce de Londres 2012?

Mi gran objetivo es asistir a los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro el año que viene. Lo tengo más o menos encaminado, pero me falta rematarlo y eso pasa por hacer un buen papel en el Mundial de pista, en marzo de 2016. Hoy por hoy con lo complicada que se está poniendo la competición, necesito dedicarme al 100% al ciclismo para conseguir mi pase a Río 2016. En Londres, me quedé a cuatro décimas de la plata y a cinco segundos del oro, así que veo posible lograr medalla en esta nueva cita olímpica.

Para usted serían sus cuartos Juegos Paralímpicos, algo al alcance de muy pocos...

Sí, estos serán mis cuartos Juegos Olímpicos. He estado en Atenas, Pekín y Londres y no sé si Río 2016 serán mis últimos Juegos. Voy con la máxima ilusión y voy sabiendo que, visto lo que sucedió en Londres, si lo hago bien puedo lograr un buen resultado. Estoy muy motivado.

Ha ganado medallas en Mundiales, Campeonatos de España, Copas del Mundo, Juegos Paralímpicos...¿cuál es su mayor éxito?

Sin ninguna duda el Bronce paralímpico. En el mundo paralímpico, no solo en el ciclismo sino en todos los deportes, hay un gran escalón entre lo que es un Mundial y unos Juegos Paralímpicos. Puedo ser Campeón del Mundo y reconocido, pero el poder mediático que te da un bronce olímpico no es comparable.

Además de Río 2016 ¿qué proyectos tiene?

Aunque todavía lo veo lejos, tengo en mente un proyecto para apoyar el ciclismo paralímpico aquí en Valencia. Aquí, hay gente que practica ciclismo adaptado, pero vamos cada uno por nuestra cuenta y parece que no haya nadie. En otras ciudades no pasa lo mismo. Por ejemplo, en Barcelona vas al velódromo una tarde y te encuentras al menos 10 deportistas con alguna discapacidad practicando este deporte. Estoy seguro de que aquí, en Valencia, se puede hacer algo así y también ayudar a la base.

¿Cómo ve el deporte adaptado en Valencia?

Gracias a la Cátedra Divina Pastora de Deporte Adaptado de la Univ. de València y a otras iniciativas, como el proyecto FER, tiene cada vez más visibilidad. Si salimos más en medios, despertamos interés y podemos lograr más apoyo. No podemos competir con el fútbol porque es imposible pero necesitamos más visibilidad y apoyo.

¿Cómo fueron los comienzos?

Yo, de pequeño, siempre he hecho deporte, además, tenía la suerte de vivir en La Cañada (Paterna), una zona en la que una de las actividades de los niños era salir en bici. Entonces era solo un hobby, pero se me daba bien, mejor que otros deportes en los que era más patoso.

¿Y cómo fue su paso a la competición?

Al ciclismo adaptado llegué en el año 2000. Fue una época en la que me quedé solo, sin amigos porque veía que lo que ellos hacían no era lo que yo quería, así que una tarde viendo el Tour decidí apuntarme a la peña ciclista para salir los domingos. La primera vez que salí con ellos fui con mi mountain bike y lo pasé muy mal. Así que el siguiente paso fue comprarle a uno de los compañeros de la peña una bicicleta de segunda mano. En otoño, fui a FESA (Federació d´Esports Adaptats de la Comunitat) y descubrí el ciclismo adaptado. En abril de 2000 hice mi primera carrera en Villarreal, quedé segundo e hice la mínima para poder ir a los campeonatos de España ese mismo año.

¿Cómo es un día en su vida?

Entreno por la mañana, unas dos horas, y luego descanso, y si me toca sesión, también entreno por la tarde.