—Lo suyo es una vuelta a casa temprana, pues no hace ni tres años de su marcha...

—Sí, después de la experiencia alemana. Tenía contrato de dos años, pero en junio mi equipo se declaró insolvente el equipo, y a estas alturas y sin salir nada interesante, tenía la oportunidad de empezar prácticas en una empresa. Me llamaba mucho volver a casa con la familia y junto a mi mujer que está embarazada ahora de gemelos tras tener una niña de dos años.

—¿Como le surge la oportunidad de Fertiberia en pleno año sabático?

—Mi idea era esperar al mercado de invierno a ver si salía algo más interesante, porque estaba todo muy cerrado, y solo quedaba salir al extranjero, algo muy complicado con tres niños a partir de abril. Hablamos con el BM Puerto Sagunto porque necesitaban un refuerzo para la segunda vuelta, y al estar por aquí llegamos a un acuerdo, y muy contento. No me apetecía para nada estar un año completamente en blanco. Busco una estabilidad y a ver si con la cabeza más despejada puedo jugar mejor.

—¿Usted también es de los que trabajan y juegan al balonmano…?

—Estudié diseño industrial y grado de ingeniería informática y trabajo en una ITC que lleva la producción de Ford y otra de dispositivos informátivos y móviles y puedo dedicarme a las dos cosas. En el Fertiberia me han dado la oportunidad de compaginar las dos cosas, lo que en el fondo es de agradecer. Es a lo que tiende la Liga Asobal, la gente se tiene que buscar la vida, y los equipos ya tiran de gente de casa que tenga un trabajo estable, si no esta liga no se podría sostener.

—¿Cuánto le costó decidirse?

—Empezamos a hablar el viernes pasado y este martes ya entrené. Ha sido bastante rápido. Tanto ellos como yo lo teníamos muy claro y el acuerdo ha sido sencillo.

—¿Qué puede aportar al Fertiberia?

—Primero de todo experiencia. He hablado con el entrenador Patxi Martí y sé que no estoy en mi mejor momento de forma, pues el último partido que jugué fue el 30 de mayo, y aunque entrene por mi cuenta nunca es lo mismo. Somos realistas, pero él quiere que entre en rotaciones para que gente importante del equipo llegue fresca al final, y que aporte a nivel defensivo.

—¿Conoce a muchos del extinto BM Valencia y de su anterior etapa…?

—Sí, a muchos de toda la vida. A Tarrasó, Bruixola, Nebot, y de mi etapa de Cuenca a Guillermo... Como al entrenador, que me llevó desde juveniles. Es como volver a tu hogar, la vuelta a casa.

—¿Estará sólo un año?

—Hemos hablado esta temporada, luego no sabemos por donde irán los tiros, pero la idea es quedarme aquí en Sagunto y disfrutar de mis últimos años de balonmano. Cuántos serán dependerá de lo que me respeten las lesiones, de estar bien físicamente y de que aguante la cabeza. Con los años el deporte te va cascando cada vez más.

—¿Se le hace difícil cambiar el chip para pelear por la permanencia?

—Hay que cambiar el chip, pero la vena competitiva siempre la tienes. El nivel de la liga Asobal ha bajado, todo el mundo sabe que los buenos jugadores se han ido fuera. Hay que tomárselo con otra filosofía, pues en Alemania el nivel es más alto, incluso antes de la crisis aquí. Es un balonmano más físico y menos táctico. Fue una experiencia muy bonita, me gustó. Siempre quise jugar en ligas extranjeras, y tener la oportunidad de hacerlo en la Bundesliga fue muy bonito. A ver si aquí nos ponemos las pilas todos y sacamos estos seis puntos que quedan de la primera vuelta. Y en la segunda vuelta, con más trabajo y la pretemporada de enero, a ver si estoy mejor físicamente y puedo ayudar al equipo a lograr la permanencia.

—¿Están empezando a volver esos jugadores que se han ido fuera?

—Creo que está lejos aún ese momento, pues la gente que vuelve es por estar en casa, cerca de la familia, o que busca una estabilidad como yo. Económicamente vamos a tardar años en recuperarnos y ser el balonmano de antes. Si no puedes fichar jugadores, siempre habrá quien se refuerce más. Apostar por cantera como antes puede ser una salida, como cuando yo empezaba a jugar. Porque veremos lo que pasa con la selección en el futuro, si no se forman jugadores.

—La situación, que es peor en el balonmano femenino, contrasta cuando hablamos de las selecciones.

—El deporte femenino, con menos presupuesto, tiene más problemas en los equipos, pero luego en la selección hay un nivel altísimo, porque muchas jugadoras juegan fuera de España. Esta última generación lo está haciendo muy bien. Si tienen suerte en los cruces en Dinamarca pueden acariciar otra medalla en el Mundial.

—Usted estuvo muy cerca de jugar con la selección absoluta...

—No llegué a debutar, me convocaron pero tuve una rotura de fibras en el gemelo derecho, no recuerdo si fue 2005 o 2006. Hace tantos años ya... Ayer hasta me sentía raro junto a chavalines de 17 años.