En los dos sufro y en los dos disfruto. La gente me dice que son incompatibles, que me voy a lesionar en una, que es peligroso y yo digo que prueben a hacerlo en tacones. No podría decidirme entre una y otra. Yo bailo y juego al rugby». Con este alegato se presenta Iris Alarcón, bailarina y jugadora del Cau Valencia. Ella es la mezcla perfecta entre la delicadeza que requiere el baile y la dureza que necesita el rugby. Lo suyo le ha costado. Horas y horas de entrenamientos desde que hace cuatro años le diera por eso del rugby, «tengo un amigo que juega y me llevó a ver un entrenamiento. Desde entonces aquí me quedé» cuenta la valenciana. Cuatro años de segunda línea en el CAU le han valido para ser llamada por la selección valenciana para disputar torneos nacionales. Algo más lleva en el baile. Desde que a los diez años le dijera a su madre eso de «mamá quiero ser artista», Iris está volcada en su pasión, que también es su profesión, bailar. Moderno, hip-hop, funky... ¡se atreve con todo! Forma parte de una compañía que recorre los teatros de la Comunitat Valenciana representando musicales.

Iris lo tiene todo calculado. De septiembre a abril compagina sus ensayos y sus clases de baila a niñas de 2 a 4 años con la temporada de rugby. «Las niñas me preguntan cómo me he hecho cada moretón que llevo „ríe„. La gente que no me conoce se sorprende de que pueda compaginar las dos cosas. No las ven compatibles. Pero sí que lo son. Para mi posición en el equipo no hace falta que sea la más grande ni la más robusta solo que esté fuerte y eso gracias al baile lo tengo» confiesa. En verano, cuando no hay partidos, es cuando se centra totalmente en el baile «nos vamos de gira y tengo que estar más centrada en el baile y la interpretación» cuenta. Los extraños se sorprenden pero para su entorno es lo más normal. De hecho, sus compañeras bromean con ella, la llaman ´ballet´ o ´saltarina´ por como se mueve en el campo. Y es que Iris, salta pero salta con estilo. «Muchas veces me lo dicen, que se nota el baile ahí. Que hago las jugadas con mucho arte y a veces tengo que ser más dura y reaccionar mejor porque en el rugby como en el baile, a veces hay que improvisar» cuenta.

Pero no solo lleva el baile al rugby si no que también lleva el rugby al baile. En su faceta de profesora de baile, Iris tiene que diseñar coreografías para sus pequeñas alumnas, «una vez no se me ocurrían más pasos y me vino la inspiración en una ´haka´ de las que hacen los equipos neozelandeses para intimidar a sus rivales. Era un baile más rudo pero en ellas quedó genial» relata una orgullosa maestra. Y es que Iris tiene conquistado el corazón de sus alumnas al igual que el de sus compañeras y ´jefes´. «Mi jefe del baile se preocupa mucho por mí, para que no me lesione ni me ha haga daño, no por el trabajo si no porque se preocupa. Y con mi entrenador tengo mucha confianza. Si alguna vez tengo una exhibición o algo, nos apañamos para que pueda llegar al partido. Hay mucha comunicación en el equipo y eso se agradece».

No ha llegado el momento en que Iris tenga que elegir entre el baile y el rugby. Y si llegara no sabría que escoger, «el rugby tiene algo que te atrapa, que no puedes vivir si él, pero el baile es mi pasión desde los 10 años, no me gustaría tener que verme en la situación de elegir. No podría» cuenta la bailarina oficial de la fiestas del CAU.