Escribo estas líneas volviendo desde Uyuni, en Bolivia, hacia Salta, ya en Argentina, un trayecto de 15 horas de carretera, que en esta furgoneta aún se hacen más largas.

Ahora es cuando realmente empiezo a darle vueltas a la cabeza y a intentar buscar una explicación a lo que nos ha ocurrido. Y por más vueltas que le doy sigo sin encontrarla de momento.

No habíamos tenido nunca un problema con el motor. De hecho, el viernes los mecánicos revisaron toda la moto y estaba convencido de que estaba perfecta. Sabía que una de las claves de la primera parte de la carrera era no castigar la moto con caídas o esfuerzos excesivos, y así lo he estado haciendo durante esta primera semana de carrera. Ahora solo falta que los ingenieros de HRC estudien qué ha podido pasar, y a partir de ahí intentar solucionarlo para el futuro.

Sin duda alguna voy a pasar unos días complicados, pero seguro que en poco tiempo ya estamos planificando los próximos entrenos, y enseguida vendrán más carreras. Y volveremos al Dakar.

De esta edición me quedo con la tranquilidad de haber dado un paso adelante en lo que es la gestión y el control de las situaciones de carrera. En este sentido, estaba yendo todo según lo habíamos programado. Ahora hay que levantarse otra vez, mirar adelante, y modificar lo que no ha funcionado en ésta carrera. Así lo haré.