A 102 días del comienzo de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 la situación de las aguas que bañan esta ciudad brasileña, algunas de las cuales acogerán las competiciones de vela, donde competirá el valenciano Iván Pastor, es "entre deprimente y trágica", dijo a Efe el consultor medioambiental brasileño Mario Moscatelli.

Este ecologista, que lleva más de veinte años luchando por la mejora del medioambiente en Río, se mostró especialmente preocupado por el estado de la laguna de Jacarepaguá, un área protegida y colindante con el Parque Olímpico, y de la bahía de Guanabara, que albergará las competiciones de vela durante los Juegos de Río 2016.

Moscatelli lamentó la "oportunidad perdida" que ha supuesto la organización de Los Juegos de cara a una posible mejoría de la situación medioambiental de la 'Ciudad Maravillosa'.

"Se han producido algunas pocas mejorías puntuales, pero nada que vaya a alterar el cuadro de degradación ambiental sistemático de los ríos, lagunas y bahías", declaró el biólogo, quien además recalcó su preocupación ante una situación "bastante desesperante" desde un punto de vista medioambiental.

La contaminación del agua de la laguna Rodrigo de Freitas, donde se disputarán las pruebas de remo y piragüismo, así como la de la bahía de Guanabra, no sólo es un problema medioambiental, sino que además se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los organizadores de los JJOO, así como de algunas federaciones internacionales.

Diversos estudios alertan de los riesgos de salud a los que se expondrán los deportistas que se adentren en sus aguas, tales como náuseas, conjuntivitis, micosis, otitis o, sobre todo, la posibilidad de contraer la hepatitis A.

Moscatelli apuntó que estos riesgos estarán especialmente ligados a las condiciones climatológicas y marinas, ya que las lluvias y las bajas mareas provocan que la suciedad de las calles de la ciudad sea arrastrada hacia la costa y permanezca allí a la espera de que suban las aguas y la arrastren mar adentro.

Los altos niveles de contaminación de las aguas de Río son reflejo, sin duda, de la incapacidad del gobierno regional de cumplir con uno de sus principales compromisos olímpicos, la descontaminación del 80 % de las aguas sucias que se vierten en la Bahía de Guanabara, pero también responden a años de desarrollo urbanístico sin control y a la falta de concienciación de la población local.

"Las autoridades brasileñas conocían los enormes pasivos ambientales de la región y se comprometieron a combatirlos, exclusivamente, de cara a albergar los Juegos", denunció Moscatelli.

Sin embargo, apuntó el biólogo, una vez elegida Río de Janeiro como sede olímpica, las autoridades "simplemente no hicieron prácticamente nada al respecto".

Según los estudios de Moscatelli, que ha destacado por su activismo en defensa de la descontaminación de la bahía de Guanabara, un 70 % de sus aguas está comprometida desde hace años debido en gran parte a que, de los 44 ríos y canales que desembocan en ella, apenas 4 o 5 no están contaminados. "La mayor parte de la sociedad permanece apática respecto a los graves problemas ambientales existentes. Parece que aceptaron la degradación como parte del paisaje", dijo Moscatelli, apuntando directamente a uno de los principales problemas de la ciudad, que es la falta de un sistema de alcantarillado eficiente.

Numerosos barrios de Río no cuentan con un sistema de alcantarillado y es habitual que en los barrios más pobres, y carentes de gran cantidad de servicios públicos, los ciudadanos tiren sus desperdicios a alguno de los numerosos riachuelos que desembocan en la bahía.

Además, las plantas de tratamiento de agua de la región o no están plenamente operativas o, simplemente, no están en funcionamiento, debido a sus altos costes o a no estar realmente acabadas.

"La ciudad ganó en movilidad, gracias a las nuevas vías rápidas o al metro", reconoció Moscatelli, pero destacó que "eso no es nada" en comparación con los "pasivos medioambientales" y reclamó la adopción de políticas de saneamiento, habitabilidad y gestión medioambiental.

"En el aspecto ambiental fue premeditadamente la mayor oportunidad perdida, criminalmente perdida por autoridades que no merecen estar ocupando los cargos que ocupan", sentenció Moscatelli.