Varias decenas de clavos han sido encontrados en el tramo de tierra de la subida a Alpe di Poti, la principal dificultad de la octava etapa del Giro de Italia 2016, que transcurre este sábado entre Foligno y Arezzo, de 186 kilómetros.

Se trata de clavos de unos cinco centímetros de longitud y en su mayor parte oxidados. Ello ha obligado a que la organización, ayudada por aficionados que esperan el paso de los corredores, haya procedido a limpiar la zona.

La subida a Alpe di Poti, ubicada a unos 28 kilómetros de la meta, con 8,6 kilómetros de ascensión y pendientes medias entorno al 9 y el 10 por ciento, pasa por ser la gran dificultad que los corredores deben pasar en el día de hoy e, incluso, es esperada con gran atención al discurrir buena parte de la misma sobre tierra y grava.

Así, de los 8,6 kilómetros de ascensión, unos 6,5 son sobre tierra y grava. Especialmente complicado para los corredores son el primer kilómetro y medio, donde la pendiente alcanza el 14 por ciento.

A ello, además, se une que en estas horas, sobre la zona está cayendo una fuerte lluvia, corriendo el riesgo de que los ciclistas se encuentren barro en algunos tramos.