Alberto Contador, líder del Dauphiné, pasó serios apuros al final de la tercera etapa, ya que el madrileño rompió la rueda trasera y hubo de llegar a meta con la bicicleta de su compañero Roman Kreuziger sin alterar su ventaja en la general.

"Tuve una avería mecánica al final, se me rompió la rueda trasera. Traté de continuar, pero reventó el tubular", explicó en meta.

Contador tuvo la suerte de tener a Kreuziger por detrás, quien le prestó su bicicleta, y aunque era grande para el madrileño, "eran solo cuatro kilómetros para el final" y pudo aguantar hasta meta.

El corredor de Pinto felicitó al italiano Fabio Aru por su triunfo, un corredor con el que tiene admiración mutua, ya que ambos tienen estilos de correr muy similares, muy ofensivos.

"Puede ser un rival duro para el Tour, pero es un gran corredor que siempre da espectáculo. Me alegro por él", concluyó refiriéndose al vencedor de la última edición de la Vuelta a España.

A pesar de las dificultades mecánicas, Contador logró guardar el maillot amarillo con 6 segundos de ventaja sobre el australiano Richie Porte (BMC) y 13 respecto al británico Chris Froome (Sky).

Un ataque lejano y decidido condujo al italiano Fabio Aru (Astana) al triunfo. Aru, de 25 años y ganador de la Vuelta a España 2015, se probó con un resultado inesperado, ya que la etapa estaba diseñada para un "esprinter".

Pero su valentía y su calidad le permitieron atacar a 12 kilómetros de meta y hacer inútil la inmediata persecución del pelotón, quien no pudo evitar que el ciclista de Cerdeña levantara los brazos en solitario.

Unos minutos de indecisión castigó a los equipos de los velocistas. Aru no perdonó. El noruego Alexander Kristoff (Katusha) entró en meta con el gran grupo a 2 segundos, destrozado por la impotencia y la oportunidad perdida. La tercera plaza para el italiano Niccolo Bonifazio (Trek).

Un final rápido, intenso y emocionante al que se unió Contador, que tuvo un problema mecánico y hubo de utilizar la bicicleta de Kreuziger. Superado el susto, el madrileño cruzó la raya sin cambios. Siguió de amarillo, con 6 segundos de ventaja sobre el australiano Richie Porte (BMC), y 13 sobre el británico Chris Froome (Sky); todos pendientes de las etapas de montaña del fin de semana.

Una etapa muy rápida que se adelantó al horario previsto, con dos puertos de cuarta y uno de segunda en el menú. De salida, se formó la habitual escapada con el experimentado holandés Terpstra (Etixx), ganador de dos etapas en el Dauphiné, y los belgas De Gendt (Lotto Soudal) y Claeys (Wanty).

Trío controlado en todo momento por el pelotón, donde los hombres del Cofidis y Katusha mostraron su intención de propiciar un esprint para Bouhanni y Kristoff, antes de que la montaña castigue a los velocistas.

La fuga aumentó con otros dos ciclistas galos, Gautier (Ag2r) y Quemeneur (Direct Energie), pero en el kilómetro 139 la aventura pasó a la historia, en el ascenso a la Cota de Secheras, una "tachuela" corta, de 2,5 kilómetros al 8,2 por ciento donde empezaron los movimientos en cabeza.

Atacó a 15 de meta la locomotora alemana Tony Martin, pero sin fortuna, ya que hicieron lo propio nombres destacados como Mikel Landa y Fabio Aru, que a su vez se llevaron a rueda a un total de 9 corredores. Mucha calidad en la rebelión a las puertas de Tournon sur Rhone, en la región de Ródano-Alpes.

Una pequeña sorpresa guardaba la etapa. Aguantó en cabeza Fabio Aru, el ciclista que ganó "la roja" en la Vuelta, con dos podios en el Giro y la ilusión del amarillo del Tour. El jefe del Astana se la jugó a una carta en solitario con el pelotón desatado a una decena de segundos.

Todos contra uno, pero ajeno a la desigualdad, Aru se jugó el "chasis" entre curvas y descensos de cierto peligro. Saco rentabilidad máxima de un puñado de segundos. Suficientes para que el corredor de San Gavino Monreale, conocido como "Arru" en su tierra, pudiera estrenar su palmarés en 2016. Un aviso para el Tour, donde tendrá a sus órdenes a Vincenzo Nibali.

"No me imaginaba que pudiera ganar, pero la prueba ha salido mejor de lo esperado". Sin riesgo no hay paraíso. Su sonrisa juvenil inundó el podio.

Este jueves se disputa la cuarta etapa entre Tain L'Hermitage y Belley, de 176 kilómetros.