La arena es, desde hace años, el medio natural de Liliana Fernández. Esta deportista nata, nacida en Benidorm aunque de madre croata, vivirá en Río de Janeiro su segunda experiencia olímpica junto a su inseparable compañera de juego desde hace ya siete años, Elsa Baquerizo.

En Londres 2012, la pareja española alcanzaba los octavos de final,Londres 2012 un resultado que esperan mejorar con creces en Río. Liliana es una ganadora nata, por ello, aspira siempre a lo máximo, y eso, en unos Juegos, pasa por subir al podio: «Puede parecer un sueño, pero para eso entrenamos muchas horas cada día y nos sacrificamos. Creo que es lo máximo a lo que puede aspirar un deportista en su carrera y nosotras no somos una excepción».

El 13 de junio Liliana Fernández y Elsa Baquerizo recibían la confirmación oficial de que serán una de las parejas elegidas que luchará por la gloria olímpica

Liliana Fernández Elsa Baquerizo. Ésta era la fecha en la que las quince primeras parejas del ránking mundial del voley playa se aseguraban su clasificación para los Juegos de Río de Janeiro 2016. Y la deportista FER, junto con Elsa Baquerizo, se encontraba en ese selecto grupo de elegidas. «Nuestro billete era virtual desde hace algunos meses, pero claro, siempre esperas la oficialidad para respirar tranquilas y poder celebrarlo». Liliana y Elsa se clasificaban en una cómoda octava posición del ránking mundial confirmándose un año más, en el Top Ten.

Para llegar a estar entre las mejores del mundo, Liliana Fernández lleva muchos años trabajando duro. Esta temporada, ha sido especial porque los Juegos Olímpicos suponen una motivación extra, pero la carga de trabajo, viajes, torneos...ha sido muy similar a temporadas pasadas: «Tampoco existen grandes diferencias con respecto a años no olímpicos. La media de torneos que disputamos cada año es similar a la de esta temporada. En todo caso, la mentalidad y el planteamiento son distintos. En año olímpico, todo está enfocado hacia el gran momento del año. Río lo condiciona todo».

El voley-playa es un deporte exigente, que obliga a Liliana a permanecer muchos meses alejada de casa: «Lo mejor es la gente que conoces, las experiencias, los lugares que visitas…darte cuenta de que hay diversidad de culturas. Es un privilegio vivir todo esto y poder transmitirlo a tu gente. Lo peor es tener que dejar de lado familia, amigos, pareja, estudios...se echa de menos ese cariño y compañía cuando estás fuera. Y también supone un sacrificio intentar compaginar la carrera deportiva con los estudios», destaca Liliana que está graduada en Turismo.

Para la jugadora de Benidorm, de 29 años de edad, una de las claves para permanecer tantos años en la elite, es su total implicación con el voley-playa: «Nuestro único secreto es el corazón que le ponemos en cada partido, en cada remate, en cada intento de bloqueo. Seremos de las parejas más apasionadas con nuestro deporte y profesión», afirma Liliana.

La potencia física y las innatas cualidades para el deporte han llevado a la jugadora alicantina a ser una de las figuras más destacadas de la historia del voley-playa español. Desde pequeña apuntaba maneras, aunque tardó en llegar al voley-playa. Antes practicó atletismo, y artes marciales. Luego pasó a practicar el voleibol formando parte del equipo de su ciudad, el Benidorm, con el que llegó a disputar la Superliga, la máxima competición.

Cuando acababa la temporada de pista, Liliana seguía practicando el voley en la playa de Poniente de Benidorm, muy cerca de su casa y allí descubrió que ese sería su futuro.

Todas las figuras emergentes del voley-playa español se iban a perfeccionar su técnica y entrenar a Canarias y Liliana no fue una excepción. Hasta 2009 Arona se convirtió en su casa. Allí se formó como jugadora profesional de voley-playa y a los 22 años daba el salto al Circuito Mundial junto a Elsa Baquerizo.

Desde entonces Liliana y Elsa han formado un dúo inseparable: «Tenemos una química especial y eso creo que hasta ahora ha sido la clave de nuestro éxito. Nos compenetramos muy bien dentro y fuera de la pista y nos gusta estar juntas, espero que por mucho tiempo».

Ahora, siete años después de haber se lanzado a la aventura internacional, el tiempo ha demostrado que aquella arriesgada decisión fue la acertada: «Fue nuestro entrenador actual y también en aquel momento, Daniel Rodríguez Wood, quién confió en nuestro potencial, el que vio en nosotras algo que nadie más veía. Y nos planteó un proyecto en común, los tres juntos, con un objetivo a largo plazo, unos JJOO, pero que llegó a los 4 años, antes de lo esperado. Desde el principio, confiamos en su propuesta, nunca dudamos, no cabía en nuestra cabeza otra opción que no fuera no llegar. Sabíamos que, tarde o temprano, llegaríamos».

Liliana tiene claro que no cambiaría de pareja ni de deporte: «Algunas veces he llegado a pensar en regresar al atletismo, pero creo que ya me va a coger muy mayor. El voley-playa es el deporte que me lo ha dado todo y espero seguir aún algunos años jugando a un buen nivel. Además hay que tener en cuenta que con este deporte hemos conseguido hacer historia en nuestro país, porque cada logro que alcanzamos es el primero, porque nunca antes una pareja femenina de voley-playa española había conseguido estar a nuestro nivel».

La jugadora de Benidorm ha vivido momentos muy bonitos de los que se queda especialmente con: «La final y el subcampeonato de Europa que conseguimos en Klagenfurt, la final y la plata lograda en el World Tour de Stavanger y sobre todo el ambiente vivido en los Juegos Olímpicos de Londres, que fue impresionante, son momentos que guardas en la retina y la memoria para toda la vida. Esos momentos compensan el sacrificio y los duros entrenamientos». Ahora, en Río, Liliana quiere seguir añadiendo a su colección, buenos recuerdos.