16,85. Esa cifra ha perseguido a Pablo Torrijos durantes los últimos meses. Es la cifra, la marca, los metros y centímetros que le abrirían las puertas de sus primeros Juegos Olímpicos. Tras semanas de lucha y esfuerzo por fin la recompensa llegaba el pasado 2 de julio en Sierra Nevada. El ya mejor triplista español de todos los tiempos volaba hacia los 16,89 ganándose así una plaza en los Juegos de Río.

La fe en sí mismo, en sus piernas, ha sido el motor que ha movido a Pablo durante todo este año. Nunca dejó de creer, aunque reconoce que esperaba haber logrado la mínima olímpica mucho antes: «Desde principio de temporada pensaba que iba a hacer la marca en pista cubierta, pero la temporada indoor es corta, y no salió. No me preocupó acabar el invierno sin tener la mínima porque aún tenía toda la temporada de aire libre por delante, e incluso, siendo positivos, me venía bien para tener un reto por el que luchar y empezar antes a competir fuerte desde el principio».

Pero pasaban las semanas y la mínima seguía resistiéndose: «En mayo y junio estaba bien de forma pero luego en competición no me salía. Aunque siempre he confiado en mí mismo, reconozco que al final estaba un poco agobiado».

Lejos de desanimarse, Pablo empezó a ver las cosas desde otra perspectiva, a analizar la situación más friamente: «Siempre he creído en mí, pero es cierto que las últimas semanas me ayudó mentalizarme y pensar que a lo mejor no lo lograba. Me quité presión cuando me paré a pensar y me di cuenta de que si no lograba la clasificación para Río tampoco se iba a acabar el mundo, que mi vida iba a seguir...Si no iba a los Juegos sin duda lo pasaría mal pero hay problemas muchísimo más graves. Cuando me quité esa presión, fue cuando me salió la marca».

Cuando en Sierra Nevada por fin ratificaba su presencia en Río, Pablo sintió una gran alegría: «Me quité un peso de encima, fue un subidón pero la verdad es que no me dio tiempo a disfrutar mucho el momento. Hice la marca el sábado, volví el domingo a casa y el lunes me fui al Europeo de Amsterdam».

En el Campeonato de Europa, el atleta del CA Playas de Castellón vivía una competición agridulceCampeonato de Europa: «Me sentí el primer día muy bien, pasé a la final, salté 16,58 en el segundo salto y me metí entre los 12 finalistas. Dos días más tarde, en la final, todo cambió: estaba mucho más cansado, pasé a la mejora pero no saltaba más de 16,30. Tal vez acusé el cansancio de los últimos días», destaca Torrijos que ocupaba la octava posición final en Amsterdam: «Me fui un poco decepcionado, al menos mantengo la octava posición de finalista, pero siempre quieres más».

Para Pablo Torrijos, de 24 años de edad, participar en unos Juegos Olímpicos es un sueño que ha ido madurando y haciéndose real en los últimos años: «Me acuerdo estar en casa viendo los Juegos de Pekín 2008. En esos momentos tenía 16 años y una marca de 14 metros. Participar en unos Juegos era algo todavía muy lejano para mí. Luego, en Londres 2012 ya lo veía como algo más factible aunque muy complicado. Sin embargo, ya en el último año sí que ha sido un objetivo real por el que he luchado con todas mis fuerzas. En atletismo disputar unos Juegos Olímpicos es lo máximo. Para mí supone culminar una de mis grandes metas en el mundo del deporte».

Pero Pablo es un luchador, un ganador y no se conforma con ‘estar’, quiere seguir superándose: «Siempre he dicho que mi objetivo es ser finalista en Río, estar entre los 8 mejores y el hecho de que me haya costado lograr la clasificación no cambia eso. Es muy difícil, pero me gusta ponerme objetivos complicados, es la mejor forma de superarse».

Antes de los Juegos de Río Pablo Torrijos afrontará otro importante test este fin de semana, 23 y 24 de julio en Gijón: el Campeonato de España: «Me lo voy a tomar muy en serio, para mí es un buen ensayo de cara a Río. Mi objetivo es intentar superar los 16,89 que salté en Sierra Nevada. Sería una buena forma de ir a los Juegos con confianza. Sé que aún puedo mejorar».

Pablo Torrijos saltó a la fama en 2015 cuando se proclamaba subcampeón de Europa con una marca de 17,04 convirtiéndose en el primer español de la historia que superaba la barrera de los 17 metros: «Eso fue en 2015, ya es pasado, ahora mi reto es Río», afirma Torrijos quien no se conforma ser el recordman español de triple.

Después del buen balance del atletismo español en el Europeo de Amsterdam, Torrijos es consciente de que la gente esperará mucho de la selección en Río: «Un Europeo es muy diferente a un Mundial, a unos Juegos, no es el mismo escenario. La gente a veces exige los mismos resultados pero eso no es justo. El atletismo es un deporte universal, muy difícil. En los Juegos se debería valorar más si has estado en tus marcas, si has rendido a tu nivel, los puestos de finalistas que logremos...Más que las medallas lo que marca el nivel de este deporte es cuántos atletas logremos meter en finales».

Torrijos quiere centrarse en sí mismo y olvidarse de momento de los rivales: «Es complicado calibrar el nivel que habrá en el triple en Río. En los últimos años está siendo muy impredecible, creía que este año habría más nivel pero no está siendo así, luego en Río puede cambiar. Lo único claro es que el gran favorito es el estadounidense Christian Taylor».

Para el atleta castellonense, integrante también del Proyecto FER, el espejo en el que se mira es el italiano Fabrizio Donato, su gran ídolo, con el que coincidirá en Río: «me gustaría llegar a tener una carrera como la suya, poder disfrutar muchos años del atletismo. Va a estar en Río con 40 años», destaca Torrijos que incluso ha llegado a ir a Italia para conocer a Donato y entrenar con él: «estuve unos días en 2015 y fue una gran experiencia. Este año también quería ir pero no pude finalmente. En Río nos veremos». El castellonense lleva media vida dedicado al atletismo: «empecé en 6º de Primaria a los 12 años y ahora tengo 24». Torrijos afirma que nunca se ha considerado como un ‘crack’ del atletismo: «no despuntaba excesivamente, he ido mejorando poco a poco, a base de esfuerzo, y me alegro de que haya sido así, paso a paso».

Aunque espera poder seguir compitiendo al máximo nivel durante muchos años, Torrijos no ve su futuro ligado al atletismo: «cuando deje la competición, se acabó. Estudio criminología y quiero ser o policía o funcionario de prisiones, ese es mi objetivo para dentro de unos años».